Les platico:
De entrada debo especificar que esta agrupación musical no es ningún tributo del legendario grupo de rock inglés, Pink Floyd.
Tocan su música, sí, pero ellos le denominan a su espectáculo un happening, al fin norteños, por el uso de esa expresión anglosajona.
Conozco a uno de sus integrantes -Oscar Elizondo- desde los años en que estudiaba la carrera de ingeniería industrial en el Tecnológico de Monterrey.
De muy cerca fui testigo de su gran talento musical, al formar parte del Concierto Ensamble y de otros espectáculos que creó el inolvidable Lic. Gerardo Maldonado, QEPD.
Soy aficionado de cepa de Pink Floyd y hace cosa de un año me topé con los videos de una alineación mexicana que ejecutaba con singular maestría las piezas compuestas por David Gilmore y Roger Waters, dos de los fundadores junto a Syd Barret, Nick Mason y Rick Wright del grupo británico.
Me declaro reacio a los llamados “grupos tributo”, que lucran copiando a los originales.
Por lo tanto no me gustó que algunos medios que se ocupan del Marrano Rosa los cataloguen como “tributo” de Pink Floyd.
A mi juicio, ese concepto jala quizá para los villamelones y quienes descaradamente imitan a los grupos originales, de los cuales toman su nombre, con o sin permiso de las marcas.
Son eso, imitadores, pero creo que los del Marrano Rosa imprimen su toque y características personalísimas para tocar y cantar, de tal forma que un conocedor puede identificar que tienen lo más difícil de lograr en cualquier actividad profesional: un estilo propio. ¡Y son amateurs!
Pronto platicaré también con Roi Zerda (vocalista), Rodolfo Rodríguez (batería), Alfonso Delgado (guitarra líder) y Enrique Farías (bajo).
Mientras tanto, destaco aquí algunos detalles de la conversación que tuve con Oscar, en preparación a algo especial que vamos a detonar en ocasión de los próximos conciertos del Marrano Rosa: agosto 3 a las 9 pm en el Showcenter Complex de San Pedro Garza García, y el 14 del mismo mes en el Pepsico Center WTC de la CDMX.
A mi juicio, el Marrano Rosa va más allá de ser un proyecto musical
No tocan para sobrevivir, aunque fácilmente podrían hacerlo cuando lleguen -para algunos de ellos- los años de su jubilación en las empresas donde trabajan.
El estilo desenfadado que imprimen en sus ejecuciones musicales es propio de gente que se sabe segura en lo que hace.
Han logrado montar un espectáculo donde la tecnología brilla por todos lados, aunque Zerda asegura que algo de lo que hacen es una crítica a la tecnología, específicamente a los teléfonos celulares y su uso por parte de los chavos de hoy.
Parecería un contrasentido; quizá lo sea.
Al final de cuentas, Roger Waters le tiró durísimo a los métodos educativos tradicionales de las escuelas en detrimento de los niños (¡Hey, teachers, leave those kids alone!) siendo que el mismo Waters es egresado de una de las más pulcras, puritanas y sacrosantas escuelas de música del Reino Unido.
Un día me tocó decirle al que se presentó como “líder” de un tributo que se hace llamar “God save the Queen”:
“Quizá te parezcas a Fredy Mercury en la vestimenta y los movimientos que le copias casi a la perfección, pero -recuerda- tú no eres Fredy Mercury y al intentar parecerlo luces como un disfrazado”.
No le gustó, pero ese es el síndrome de los grupos tributo.
Felizmente, el Marrano Rosa no es de ese contra linaje.
Gracias por ello hay que darle al Dios de Spinoza, que es mío también.
Se apegan a las versiones originales de Pink Floy; suenan a ellos, les respetan, pero no son ellos ni pretenden parecérseles.
The Kensingtons, de Bufalo, NY
Finalmente, al escribir esto recordé cuando la irreverente de mi Gaby y yo conocimos en Buffalo, NY, a un grupo llamado “The Kensingtons”, formado por un vice presidente de Bank of America, maestros de prestigiadas universidades y ejecutivos de alto rango en empresas globales. https://www.detona.com/articulo/los-kensingtons-en-bufalo-ny
Igual que Marrano Rosa, los rockeros de Buffalo son exitosos en sus profesiones y tocan solo por el gusto de hacerlo.
Cajón de Sartre:
Mañana, cambio completo de programa, sin faltar el Incomparable Iván.