“Xóchitl Gálvez duerme en casa de familia zacatecana. La virtual candidata del Frente Amplio por México anunció que parte de su itinerario en sus giras por el país será dormir en los domicilios particulares a los que la invite la gente”. Eso lo leí en El Universal.
¿Original campaña electoral? No, más bien copia vulgar —plagio, dirían en la UNAM acerca de una ministra de la SCJN—. El político copiado es el expresidente más desprestigiado, Carlos Salinas de Gortari.
Y es que eso —dormir en casas de la gente común y corriente— lo hizo varias veces Carlos Salinas en sus giras. Para demostrarlo sobra evidencia en las hemerotecas. Doy un ejemplo, el de la señora Cristina Domínguez, quien cinco veces recibió al expresidente en su vivienda de Valle de Chalco.
No era Salinas el único priista que se quedaba a dormir en domicilios particulares. Alfredo del Mazo padre también recurría a semejante show para buscar popularidad.
Hubo inclusive una especie de debate entre aquel Del Mazo y Salinas acerca de quién era el dueño de la idea de dormir en casas ajenas.
Cito una nota de La Jornada del 8 de junio de 1997 cuando Alfredo del Mazo González era candidato a la jefatura de gobierno del Distrito Federal —por cierto, perdió dos a uno frente a Cuauhtémoc Cárdenas—:
- ‘Un domicilio cetemista recibió anoche la visita de Alfredo del Mazo, quien por unas horas dejó la colonia Bosques para dormir en casa de la familia García, al oriente de la ciudad, en Iztapalapa’.
- ‘—El ex presidente Carlos Salinas hizo algo similiar —se le dijo minutos antes de entrar a la casa’.
- ‘—¡No! ¡Discúlpeme!, lo hice yo como gobernador en el Estado de México todo el tiempo. Establecimos desde antes de que existiera el señor Salinas... perdón, discúlpeme que lo diga así, pero lo hacíamos en el Estado de México en sus diferentes pueblos, lo hacíamos cada mes o mes y medio —respondió enérgico’.
Tantos asesores caros que tiene Xóchitl —los pagan sus promotores del sector empresarial—, tantos grupos de enfoque que realizan, tanto reunirse para diseñar estrategias y lo único que se les ocurre es imitar a los viejos priistas.
Así no va a alcanzar Xóchitl Gálvez a Claudia Sheinbaum. La candidata de izquierda en todas las encuestas supera a su rival por muchísimos puntos. Es una ventaja que inclusive crecerá si se oficializa lo que la sensatez sugiere: la candidatura de Omar García Harfuch al gobierno de la Ciudad de México.
Es mucha la reputación del exjefe de la policía de la capital del país. De ahí los golpes bajos que recibe. Tristemente, el más reciente de ellos lo lanzó una columnista de Reforma normalmente prudente en sus análisis, Peniley Ramírez.
El reto para Claudia será convencer a las bases de Morena de no obstaculizar las candidaturas más competitivas o menos cuestionadas, como la de Rocío Nahle en Veracruz, Sasil de León en Chiapas, Ricardo Sheffield en Guanajuato, Antonio Pérez Garibay en Jalisco, etcétera.
El problema relacionado con las candidaturas locales lo tiene el frente PRI, PAN, PRD. Sus aspirantes ya demostraron, en Edomex, la más lamentable falta de generosidad. La alianza opositora hizo candidata a la priista Alejandra del Moral y, de plano, nomás no se vio que a ella durante su campaña la apoyara el panismo de la entidad, que de mala gana aceptó la derrota de Enrique Vargas en el proceso interno.
No será fácil para el Frente Amplio por México poner de acuerdo a gente ambiciosa de tres partidos diferentes.
En Morena será mucho más sencillo contener la codicia de sus militantes, lo que facilitará a este instituto político postular a los mejores prestigios en cada región.