En el cierre de su precampaña en la Arena Ciudad de México, Xóchitl Gálvez demostró una sólida unidad, transformando el espacio en un mar de ciudadanos comprometidos, reduciendo visualmente la presencia partidista. Pero más allá de la cantidad de personas reunidas, dio un mensaje directo y claro, lo que dejó prendidas las alertas del oficialismo.
Gálvez desafió el corazón de la ‘transformación’ gubernamental, destacando la necesidad de mejorar las vidas de las y los mexicanos y no simplemente añadir capas a un movimiento político estancado. La contrastante narrativa entre ella y Claudia Sheinbaum fue evidente, presentándose como la candidata del esfuerzo y la lucha frente a la comodidad del presupuesto gubernamental.
Su experiencia resonó al hablar de riesgos, creación de empleos y conocer la vida fuera del erario. Acusó a Sheinbaum de no comprender lo que implica generar empleo o vivir fuera de los privilegios gubernamentales. Xóchitl Gálvez pintó una visión clara para México, lejos de la conformidad propuesta por su oponente; abogó por un país con una clase media fuerte, criticando la supuesta aceptación de la pobreza perpetua por parte de Sheinbaum.
Denunció una elección injusta y desigual, instando a periodistas, intelectuales, empresarios y ciudadanos a enfrentar lo que considera una amenaza para la vida, verdad y libertad del país. Desafió al presidente López Obrador, destacando que ningún mandatario es más fuerte que la voluntad del pueblo mexicano.
Y así es como Xóchitl Gálvez se erige como la portadora de esperanza en esta contienda, mostrando que la esperanza ha cambiado de bando. La seguridad, educación, salud y oportunidades son las demandas de los mexicanos, y ella se presenta como la voz que busca convertir esas demandas en realidad.
PD: En México se indignan más por el uso de teleprompter, pero no del uso de recursos públicos.
Si las encuestas fueran reales ¿por qué activar a la estructura artificial del oficialismo?
Alberto Rubio en X: @Alberto_Rubio
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