En el día del cumpleaños del presidente AMLO, todos los analistas y mexicanos de a pie reconocen el talento del jefe del Estado. En tanto que político natural, el tabasqueño ha sido capaz de consolidar un instinto personalísimo que hizo posible que ganase indiscutiblemente en las urnas en 2018 y que goce aún de unos niveles de popularidad envidiables para cualquier mandatario.

Este talento político contrasta marcadamente con Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum. En el caso de la senadora panista, el domingo pasado sufrió un incidente que nada contribuirá al fortalecimiento de su candidatura. En un evento frente al Monumento a la Revolución, Gálvez perdió, derivado de problemas técnicos, el tele prompter en que le leía el discurso. Mientras reproducía equivocadamente aquel célebre discurso de Luis Donaldo Colosio en el mismo sitio, la senadora fue privada del hilo conductor, mostrándose claramente nerviosa.

Si bien Gálvez reaccionó positivamente con la alegría que le caracteriza, no fue capaz de improvisar la continuación del discurso, quedando éste corto y sin ideas, obligándola a terminar su participación. El evento, como podía anticiparse, provocó una serie interminable de críticas por parte de sus detractores.

Y sí, quizá tienen razón:  Xóchitl no es una política natural. Sin embargo, tampoco lo es Claudia. Y seguramente, lo es aun menos. Muchos simpatizantes de la 4T pueden gritar a viva voz que el carisma de Gálvez dista enormemente del magnetismo y espontaneidad natural de AMLO.

En el caso de la ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México, el talante político natural se aleja aún más del carisma de AMLO. A pesar de su intento de reproducir los eslóganes lopezobradoristas y de imitar el acento tabasqueño, Claudia Sheinbaum se deja ver como lo que es: una mujer competente con indiscutibles credenciales académicas pero carente de la espontaneidad y del hechizo de su padre político.

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Sus discursos son asaz aburridos y producen muy poco entre los oyentes. Sin embargo, la marca de Morena y el espaldarazo de AMLO (cuya popularidad no dejará de reflejarse en quien él marque con su apoyo), aunado a la propaganda ilegal hecha en su favor, la mantienen en la cima de las preferencias electorales.

En todo caso, como he señalado, el tropiezo de Xóchitl Gálvez en la Ciudad de México demostró nuevamente a los mexicanos que está muy lejos de emular a AMLO. Sin embargo, bastante pecan los morenistas asegurando que, a diferencia de la panista, Sheinbaum sí emociona al pueblo, pues tampoco. Atrás pronto habrá quedado la época de los líderes carismáticos.