Recientemente leí un artículo de Viri Ríos titulado “Echaleganismo como promesa política”, concepto que plantea el proyecto de Xóchitl Gálvez en esta fase de su campaña. Los spots de Xóchitl giran a partir de su historia personal de “éxito” que dice que, si eres “luchón” y le “echas ganas”, saldrás adelante y triunfarás, como ella. Todo centrado en la fuerza del individualismo, como fórmula mágica e inequívoca.
Viri Rios dice que “con la desesperanza disfrazada de echeleganismo han lucrado los pudientes”. Y es que el concepto de “echaleganismo” no reconoce que, para salir adelante, se requiere algo más que ser fuerte y contar con la cultura del esfuerzo, sino que es imprescindible tener oportunidades y acceso a condiciones de piso parejo que amortigüen las amplias desigualdades sociales y económicas existentes en el país. Ríos sustenta en su artículo que “solo el 5% de la población cree que en México hay igualdad de oportunidades... En cambio, el 75% piensa que la distribución de la riqueza es injusta”.
¿En verdad hay quien pueda afirmar que sus logros personales son solo fruto de su fortaleza individual? Quizás sean casos excepcionales, pero no la regla general. La campaña de Xóchitl pone énfasis en el individualismo, la de Claudia en el bienestar social.
Es cierto que la desigualdad es inherente a las organizaciones sociales (nadie es igual al otro, división del trabajo etc.), pero la equidad y acceso a oportunidades es un principio que busca equilibrar a todos los miembros de una organización, para alcanzar desarrollo y bienestar social, y no solo el “estrellato” de unos pocos (oligarquías o castas, dirían algunos). Es el fondo del concepto de justicia social. Es la conciencia social sobre la individualista, que plantea que el fin último del Estado debe ser el bienestar de toda la población, reconociendo la desigualdad primaria, pero promoviendo la equidad y la justicia social.
Xóchitl promueve el individualismo en sus spots de campaña, además de que festeja a Javier Milei de Argentina (a quien ella con beneplácito dio su apoyo a través de la red social X) , en una especie de “espíritu libertario”, que al final significa que, sin apoyos sociales, el Estado te deja tirado y no te ayuda para levantarte, porque tu debes ser producto solo de tu propio esfuerzo, sin importar tus limitaciones; porque para quienes promueven el “tú puedes solo” “échale ganas”, los recursos públicos no deben traducirse en apoyos y programas sociales. Los “xochilovers” aplauden a Milei para quien (como quedó plasmado en un video del presidente argentino que hace pocos días viralizó Elon Musk en X, en un abierto ataque al concepto de justicia social), la equidad y redistribución de riqueza, son injustos y represivos. Los seguidores de Milei defienden un proyecto de libertad e individualismo frente al de equidad y justicia social.
Claudia basa su campaña en su esperanza y “sueño” (como ella transmite su proyecto), en que todos los mexicanos gocen de oportunidades para que, con el apoyo del Estado, los más vulnerables puedan entrenarse, participar y competir en la desigual vida social del país, a partir de condiciones más equitativas (la base del proyecto lopezobradorista de “primero los pobres”). Claudia respalda ese “sueño” en los resultados logrados en la CDMX, en educación, salud y seguridad pública, con fortaleza económica.
Para Xóchitl presumir su “caso de éxito” es la inspiración de su proyecto individualista (“Tu eres fuerte, como yo”). Por su parte, Claudia promueve su proyecto y resultados como jefa de gobierno, al Estado y sus apoyos, sus programas sociales, y el reconocimiento de la necesidad de establecer condiciones justas y equitativas desde la “red pública”, como factores indispensables en una sociedad desigual, para poder salir adelante en condiciones de bienestar compartido y desarrollo, sin soslayar el esfuerzo personal.
Xóchitl quiere dejarte solo, Claudia no!