La popularidad de Xóchitl en boga es un fenómeno innegable. Contra todo pronóstico, la hidalguense se ha mantenido en la espiral en ascenso en la que la colocó el presidente de la república cuando se encerró en Palacio Nacional para evitar debatir con ella.

Si bien es cierto que sostengo que Andrés Manuel contribuyó en el portento de Gálvez Ruiz en el proceso de sucesión presidencial para impedirle a Ebrard romper con el oficialismo. No obstante, también es un hecho que la senadora de Acción Nacional se ha sabido promover con inteligencia y frescura en los medios de comunicación digitales y tradicionales. Lo que le ha valido un sinfín de predilecciones de ciudadanas y ciudadanos en los últimos meses.

Es por esto que en el proceso de designación de la candidatura presidencial por los partidos de oposición Xóchitl ha sido la más competitiva.

El problema para Xóchitl es una paradoja. Porque su fortaleza de hoy puede devenir debilidad el día de mañana.

La nominación de la candidatura a la titularidad del poder ejecutivo federal se ha polarizado entre dos mujeres: la priista, Beatriz Paredes y Xóchitl Gálvez.

Las columnas más leídas de hoy

El PRI sabe que su última oportunidad para no desaparecer radica en la posibilidad de lograr postular a la presidencia a una candidata de su militancia y abanderada por el tricolor. De no lograrlo, su representación en el Congreso se reducirá notablemente. Consecuentemente, la etapa en la que se está entrando en el procedimiento de nominación de candidato presidencial de la oposición comienza a recordarme la fábula de Espoo sobre la rana y el alacrán.

Cuando la participación de la ciudadanía tenga que trascender del espectro digital al material será el momento en que las cosas se le puedan complicar a Xóchitl Gálvez; pues una cosa es hacer activismo político en redes sociales y otra muy distinta es desplazarse a una urna a manifestar tu preferencia política.

Recordemos que el 3 de septiembre únicamente se erguirán 600 sitios para que la gente sufrague; es decir, dos por distrito electoral. Esto quiere decir que los simpatizantes de Gálvez habrán de desplazarse a la casilla que les corresponda para emitir su voto.

Por el lado del priismo, la aspirante Beatriz Paredes contará con la estructura partidista del PRI y lo poco que les queda de maquinaria electoral. Así que habrán movilizaciones de personas a favor de la tlaxcalteca.

Lo que significa que si los ciudadanos sin militancia no participan en el proceso, la nominación la podría ganar Paredes Rangel.

Falta ver cómo reacciona el panismo. La declinación de Creel a favor de Xóchitl podría hacer una diferencia si se logra involucrar a la estructura blanquiazul. No suelen ser los modos de actuar de ese partido, pero si los cuadros operan a favor de la senadora, se le puede ganar a la priista. Por la suma de los ciudadanos sin filiación partidista con la de la militancia del PAN.

Se viene una prueba fuerte para Xóchitl. Tendrá que vencer al abstencionismo.