“Tenemos que regular no solo el mercado de propinas en los restaurantes, en las gasolineras, en los ‘viene viene’; hay que regular todo lo que no está bien regulado porque todas y todos somos mexicanos”.

PEDRO HACES

“Si los pendejos volaran, el cielo se nublaría.”

CARLOS PELLICER

¡Chulada! El legislador de Morena (y líder sindical), ese que ha hecho de los helicópteros ‘una herramienta de trabajo’ para transportarse de aquí a allá, quien dice “los que trabajamos tenemos que andar por cielo, mar y tierra para atender a la gente”, ahora les quiere cobrar impuestos a los trabajadores por las propinas que reciben...

Sucede que la ‘Cuarta Transformación’ necesita dinero (¡qué sorpresa!…). Se ha acabado los fideicomisos (faltaba el del IFT, pero Monreal ya avisó que se quedarán con sus 1,500 millones; los usarán ya sabemos para qué).

La ironía: el representante de los trabajadores, en lugar de pelear por los derechos laborales de todos estos mexicanos (sueldo digno, seguro médico, ahorro para el retiro, vacaciones, etcétera), se va por sus propinas. ¡Vaya manera de ampliar la base gravable!

Este régimen primero arribó a la conclusión de gravar a las apps (operaciones de las aplicaciones digitales comerciales y de servicios); ahora a que los individuos paguen al Estado por las propinas que reciben. ¡N’ombre!, ¡unos genios!

México sigue siendo uno de los países que menos recauda; ello debido a su extensísima economía informal, su pequeñísima base contribuyente y la evasión fiscal (particularmente significativa la de los grandes contribuyentes). Mas, en lugar de regular la economía, los legisladores morenistas optan por normalizar la informalidad. Esto es, extrayendo recursos pero NO regularizando la situación LABORAL de los individuos que trabajan en esas industrias que operan en la informalidad taxativa.

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Si tan solo fuera a utilizarse esa recaudación adicional de forma eficiente, transparente, para detonar mayor productividad (mejores y más vialidades, mejores y más servicios de salud, mejor y más educación). Pero no. Cuando el dinero recaudado no tiene un fin concreto (ya no se diga adecuado), no hay impuesto que cumpla o que sirva.

Y en ese sentido otra ironía: el oficialismo exige regulación y transparencia a las grandes compañías de servicios (que operan vía apps), pero la autoridad retira la transparencia de la administración pública, de sus obras, proyectos y programas, entre otras cosas al desaparecer al INAI

Rogelio Ramírez de la O, secretario de Hacienda compartió dos avisos:

a) “Al no pagar IVA, las plataformas digitales extranjeras constituyen una competencia injusta contra los pequeños negocios del país”.

b) “Nosotros no vamos a subir IVA en alimentos y medicinas, es una postura de Estado, es una decisión”. Y si bien imponer un impuesto a las apps y tiendas virtuales se sostiene con el argumento de que se debe frenar la competencia desleal de estas empresas, ello en nada resuelve las dos cuestiones que son realmente las fundamentales: bajar precios de los productos (y mejorar la competencia) y establecer esquemas formales y justos de contratación de los trabajadores de esas empresas, negocios e industrias.

Y aquí les va lo peor: ¿quién creen que en realidad pagará por ese impuesto en las transacciones de aplicaciones digitales? ¿Las grandes empresas y los dueños de los locales o el consumidor final y los que viven de sus propinas? Sabemos la respuesta: estas iniciativas de Morena equivalen a nuevos impuestos AL CONSUMO.

Y dado que la erogación recaerá en los usuarios, ¿alguien en la administración pública ha contemplado cómo garantizar que esas compañías —muchas de ellas extranjeras— expidan de inmediato un CFDI con validez en México para que sus clientes? ¿Cuántos no hemos hecho un viaje en Uber o en una plataforma similar sin obtener una factura con valor fiscal que lo ampare?

Total que, por lo demás, Hacienda ha sido clara: “a partir del próximo 1 de enero de 2025 el SAT cobrará el IVA de 16% a las empresas extranjeras que venden productos a través de plataformas digitales”.

¿Servirá aunque sea para poner orden en el comercio digital? ¿En realidad se podrán recaudar más de 15 mil billones de esta forma? Un misterio, ni ellos lo saben.

Otra cuestión adicional: el que se cobre el 16% de IVA a las empresas extranjeras a partir de enero del próximo año sobre los productos que vendan en sus plataformas digitales o el establecer un régimen impositivo a las propinas es inútil mientras las aduanas sigan siendo pequeños feudos y repositorios de sobornos a autoridades. Adicionalmente, ¿el impuesto a las transacciones comerciales digitales, lo pagan las empresas transnacionales en su lugar de origen? Si es así, ¿por qué se debiera pagar doble?

Si bien el diputado Alfonso Ramírez Cuéllar (Morena), aseguró que este cobró no se deberá trasladar a los consumidores, ya que, argumentó que “lo que estamos haciendo es que con la nueva medida, pues todas las mercancías que tienen como base almacenamiento en territorio nacional, van a pagar IVA y de este esquema de tributación, pues tenemos una recaudación que va a llegar cerca de los 15,000 millones de pesos”, una buena parte de ese cobro sí se trasladará a los consumidores.

Giro de la Perinola

(1) La reforma que propone la 4t es necesaria sin lugar a dudas, el problema es que no tienen claro la forma en que la van a implementar y esto último puede ser contraproducente para el comercio, los trabajadores de todas estas plataformas, el mismo consumidor y para el gobierno si no recolecta lo que estima.

(2) ¿Y si mejor Morena da atención a la reforma de jornada laboral de 40 horas semanales que está detenida en el Congreso federal?

(3) Los oficios que reciben propinas en México:

  • meseros
  • ‘viene, viene’
  • taxistas
  • despachadores de gasolina
  • cerrillos/empacadores de bolsas en supermercado
  • camareros
  • peluqueros
  • cocineros
  • botones/carga equipaje
  • repartidores
  • lavador de automóviles
  • guías turísticos
  • valet parking
  • maquillistas
  • recolectores de basura
  • entre muchos otros

Estamos hablando de varios millones de trabajadores con salarios muy bajos, con condiciones laborales muy lamentables y que subsisten con y gracias a las propinas.