Desde el momento en qué haces un señalamiento interno de manipulación o, con tintes políticos, estás propiciando la guerra sucia. De hecho, tras el banderazo que hizo el presidente en la tribuna presidencial comenzó la batalla abierta conscientes de que, esa situación, no es parte de la esencia del partido de Morena; aun así, los fines justifican los medios como narró Maquiavelo haciendo referencia en los mecanismos de una realidad política donde se valen de todo tipo de artimañas para tejer y conquistar el poder.

Lo que ha sucedido no es una coincidencia. A medida que -el proceso de sucesión tomó un giro sustancial en voz del presidente López Obrador- fue razón suficiente o, mejor dicho, una probadita de los alcances.

Bastó con el ejemplo de intriga y conspiración cuando la oposición le arrebató -legítimamente en las urnas- un número importantes de alcaldías en la Ciudad de México a Morena, incluso, por razones de justificación o la salida más simple fue, para los encargados de operar esta tarea, repartir culpas; lo hicieron sabiendo del efecto que provocarían hacia otros actores y, sin dudarlo, metieron intrigas en Palacio Nacional.

Pero los ataques mediáticos no cesaron: las autoridades de justicia en Veracruz acusaron -sin ningún fundamento ni prueba sólida- a José Manuel del Río Virgen, actual secretario técnico de la Junta de Coordinación Política. El mensaje era claro y la dedicatoria tuvo una explicación simple pues, en el fondo, todo parece indicar que la acción llevaba un tufo de ferocidad previendo que, esa situación, doblegaría al Coordinador de los Senadores de Morena quien defendió -a capa y espada- la intriga acompañada de manipulación debido a que se demostró qué no había elementos para atribuir alguna culpa.

Todos nos preguntamos: ¿Por qué tanta furia? Tratamos de entender eso pues sólo tiene una forma de llamarla: síntomas de la sucesión presidencial adelantada. Incluso, el tema de José Manuel del Rio Virgen llegó hasta la conformación de una comisión especial en el Senado de la República que es, para los grupos radicales de Morena, un punto clave del qué no han podido tener el control a pesar de los intentos de división interna en la Cámara Alta con el simple hecho de provocar encono recurriendo a la grilla.

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No es un secreto a voces que el propio Senador César Cravioto es, en el bloque de Morena, uno de los pocos legisladores que han tratado de conspirar contra el líder de la fracción de Morena porque él, en términos políticos, representa una afinidad por alguna de las corcholatas. Una especie de cuña que ve cómo un adversario al líder de los senadores de Morena al que ha intentado quitarle -una y otra vez- la coordinación. Sin embargo, Cravioto ha quedado exhibido ya que ha resultado insuficiente todo intento golpista.

Los grupos radicales de Morena creyeron que podían imponer a Higinio Martínez, como presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República. Para sorpresa de ellos, el coordinador de los Senadores de Morena les ganó la partida en una jugada maestra y, con mayoría de votos, se impuso Alejandro Armenta siendo, para los radicales, un golpe durísimo y una más de las intentonas fallidas para doblegar al Presidente de la Junta de Coordinación Política que demostró sagacidad ya que tiene a su favor un equipo sólido y bien aceitado.

Finalmente, cuando la tormenta o el vendaval parecía aminorar llega otro golpe bajo de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores que no conforme con todo lo que han intentado, busca ganar reflectores con el presidente Obrador y con su “corcholata” preferida, Claudia Sheinbaum, que curiosamente “llama a la unidad y dice que los adversarios son otros”.

Nada mejor que quitarse la presión pues el trabajo de golpeteo lo hacen otros o ¿No? Falta que diga que no está haciendo campaña abierta y que todo el activismo que hay en el país a su favor es un invento del conservadurismo que quiere dividir el movimiento.

Lo cierto es que hay una guerra sucia innecesaria que no pueden seguir fingiendo. Sí esto sigue así, Morena está condenada a la decadencia política que, en su momento, vivió el Sol Azteca. Esa es una realidad que, incluso, las leyes de la naturaleza justifican como inminentes.

Notas finales

Lo que pasó en el martes del Jaguar fue una vacilada predeterminada algo así como un guion estudiado de una novela con dos actores protagónicos apegados al libreto golpista sin fundamento. Pensé que Layda Sansores mostraría un audio, pero, ¿Una conversación de WhatsApp? Esto no puede ser considerado como una evidencia que ponga contra las cuerdas al coordinador de los Senadores de Morena pues, ese tipo de testimonios, se pueden manipular fácilmente.

No hay duda que, quien sale mayor fortalecido, es el Senador Ricardo Monreal ya que -la población civil- tiene un criterio y un juicio claro, sobre todo si no tienen argumentos sólidos. Entonces, no creerán, por ningún motivo, este tipo de espectáculos, máxime si se trata de un intento de linchamiento verbal que deja testimonio claro que, la gobernadora, demuestra una vez más su inclinación por Claudia Sheinbaum que -sin mencionarla- intenta allanarle el camino porque Layda, en este momento, ya se convirtió en una especie de grupo de choque con poca credibilidad y sin ninguna narrativa atractiva más que el esquema de un programa acartonado que no provoca escándalos, más que puro ruido para llamar la atención.

Y, como a cada acción hay una reacción, el Senador Ricardo Monreal respondió con categoría: “somos de los que creemos que el trabajo todo lo vence. No nos espanta nada, no nos asusta nada, estamos actuando con responsabilidad para darle al país, para ofrecerle al presidente de la República una Ley de Ingresos capaz de enfrentar los retos que tendremos el próximo año. Estamos actuando con responsabilidad y la Ley de Ingresos es el principal instrumento que tendrá el presidente de la República, el licenciado López Obrador, junto con el Presupuesto de Egresos”. “No nos distrae nada: ni los juegos de artificios ni las descalificaciones ni las intrigas. Y en su momento ejerceremos nuestro derecho, como lo afirmé.”.