Verlos desfilar, rescatar a nuestros hermanos, cuidarnos, su disciplina, cómo le daban oportunidad de estudio a sus elementos, alfabetizarlos, sentirnos orgullosos de ellos… Eso fueron nuestras fuerzas armadas.
Podrido, corrupto y polarizado
AMLO ordenó al ejército actuar con fines electorales en la tragedia en lugar de atender la emergencia, en lugar de establecer refugios, coordinar las acciones de salvamento, rescatar a los ciudadanos y atender las necesidades apremiantes como la seguridad, la falta de agua, comida y techos, el ejército monto la propaganda del presidente intentando llegar a Acapulco y por otro lado mandó a su ejército de siervos de la nación a trabajar con fines electorales, asegurando que van con el fin de comenzar el levantamiento del censo casa por casa, cuando la población sin hogar y sin albergues anda deambulando.
El ejército y en general las fuerzas armadas, en tiempos de desastre, era la institución que asumía el control de la ayuda y la atención a la población de manera inmediata en conjunto con la sociedad civil (sobre todo después de los sismos de 1985 se generó esta cultura solidaria), aplicando el programa DNIII, pero ahora en la 4T, lo que hemos visto es un ejército paralizado en sus responsabilidades, haciendo negocios con obras y dudosas compras quedando al servicio de un solo individuo, AMLO.
Lo que hemos visto en el gobierno de AMLO es un ejército que actúa en función de criterios político-electorales, con base en las aspiraciones y ambiciones de AMLO, como constructor, operador de programas, de aeropuertos, y de un sinfín de actividades que no le corresponden y son bastante malos operándolos.
Las tragedias
El 18 de enero de 2019, en Tlahuelilpan, Hidalgo, se registró una explosión a causa del huachicol de gasolina que dejó más de 150 muertos. Soldados y policías federales en el sitio no actuaron de acuerdo con los protocolos de protección civil. El ejército detectó la fuga a las 14:30 y Pemex cerro la válvula a las 18:20 y la explosión se registró a las 18:50. En todas esas horas el ejército por instrucciones de AMLO no evacuó, Pemex y Protección Civil no actuaron y la tragedia se presentó.
En las inundaciones de noviembre de 2020 en Tabasco que al menos dejaron más de 200 mil damnificados y poco más de 30 muertos, el ejército nuevamente brilló por su ausencia, solamente llevó a AMLO en un helicóptero militar a sobrevolar la zona sin atender a la población. El entonces gobernador de la entidad, Adán Augusto López Hernández mostró la irresponsabilidad con que actuó el gobierno ante el desastre, señalando “negligencia criminal” del director de la CFE, Manuel Bartlett, ya que por su actuar se inundaron por lo menos 3 municipios en Tabasco, causando pérdidas millonarias, varios muertos y rapiña.
En la pandemia AMLO le dio al ejército facultades extraordinarias en el control y distribución de las vacunas y de las zonas más afectadas, lo que vimos fue un desastre, vacunas caducas, ineficiente distribución y los resultados son por todos sabidos, México fue uno de los países con más decesos.
Con el huracán Otis, el ejército se dedicó a montar un show peor que el que montó García Luna con la francesa Florence Cassez, llevando al presidente con los secretarios de Defensa, Marina y Seguridad, montaron un espectáculo con cientos de elementos de las fuerzas armadas haciendo la faramalla con el presidente.
Pasaron más de 48 horas y el ejército brilló por su ausencia, no instrumentaron el Plan DNIII ni los protocolos exprofeso para estos acontecimientos, no se hizo un puente aéreo para llevar víveres y apoyo a la población, no se levantaron albergues y no se instrumentaron los protocolos de seguridad para evitar el pillaje y la rapiña.
Los pobladores de Acapulco recuerdan el Huracán Paulina, que entró a las 4 de la mañana, la población estuvo avisada, a menos de diez horas de haber entrado el huracán, el ejército ya había establecido un puente aéreo, levantado albergues y atendido a la población. No se presentó la rapiña, ni los abusos que hoy padece la población acapulqueña.
Otis
El ejército y el presidente rebasados y con acciones miserables, montaron retenes en la carretera del sol para, supuestamente custodiar la ayuda que llega por parte de organizaciones sociales. Nuevamente el ejército descuidando su labor principal en la aplicación del DNIII dado pie a la barbarie.
Lo que hemos visto es una total falta de Estado de derecho, un gobierno rebasado e inútil que usa a las fuerzas armadas con fines electorales.
No un Estado fallido como se podría pensar, sino aún algo mucho peor, la utilización de las fuerzas armadas para sostener a un presidente autoritario con una ambición de poder más allá de toda índole, que no ha dudado en lucrar con la necesidad del pueblo, que ante la tragedia ha sido incapaz de declarar una tregua en contra de sus adversarios, de cancelar sus giras proselitistas y sus conferencias mañaneras para atender la emergencia. Al contrario, atiza en contra de reporteros, medios de comunicación y se va al Estado de México en apoyo político electoral de su candidata presidencial.
Fracasaron en su lucha contra la violencia, aumentaron ingresos y asignaciones directas incluidas empresas fantasma, los absolvieron de sus responsabilidades del 68, 71 y Ayotzinapa, coludidos muchos con el crimen organizado, premiados y con recursos ilimitados del presupuesto a cambio de ser el brazo ejecutor electorero y amenazante del totalitario presidente.