Morena cumplirá doce años de haber forjando su propio camino; nació como asociación civil y se dio la posibilidad, ante la respuesta positiva que generó, de constituirse como partido político en 2014 gracias al trabajo constante de actores de la vida pública del país que, a lo largo de más de veinticinco años, han acompañado al presidente Obrador durante muchos procesos y batallas en la lucha democrática del territorio nacional de acuerdo con las propias evidencias y de los testimonios que han narrado el curso.
Tuvieron que pasar cuatro años desde su gestación para ganar o, mejor dicho, experimentar un resultado de esa naturaleza política como la del 2018 -donde una multitud salió a las calles a refrendar el apoyo al movimiento social- que abrazó las causas de la inmensa mayoría de la población civil, que consideró que había llegado el momento de una alternativa; aunque, también, permeó el descontento de un pasado que sembró desconfianza en los partidos tradicionales; eso sumó a la causa de la 4T.
Y por ello la sociedad optó por un cambio al paradigma político en México.
La transición no pudo ser mejor porque el periodo, hasta ahora, ha rendido frutos importantes, sin embargo, es una realidad que hay necesidad de seguir profundizando una agenda que aún resulta indispensable fortalecer, especialmente ante el llamado de la ciudadanía.
Pero el tema es Morena, y todo el proceso que envuelve al partido, especialmente para seguir construyendo las condiciones idóneas en una transición a posteriori, no sin antes convertir esta gran manifestación en un partido que se comporte como tal, pues todavía hay muchas incidencias que han permeado en sus órganos internos.
En primera, Morena debe asumir una postura seria ya que aún sigue aquejando el tema de los métodos para seleccionar puestos dado que, la encuesta que aplica el órgano interno, carece de credibilidad. Muchos dirán que es, hoy en día, el mejor método para elegir, sin embargo, se rebasó el límite de la confianza porque no podemos olvidar procesos donde, el ejercicio interno, simplemente defraudó a la propia militancia que mantuvo la esperanza de que se respetara la voluntad popular que se media en un sinfín de estudios a priori.
Lo más importante sería darle transparencia a los ejercicios internos con otro mecanismo que no sea la encuesta.
Y qué decir de las prácticas que, en este momento, han adoptado al interior de algunos equipos políticos que hasta manifiestan tener la bendición presidencial, sobre todo de las propias circunstancias del proceso del 2024 pues, durante este lapso, ha predominado la guerra sucia y el fuego amigo desde aquel tiempo en que, el mismo presidente, decidió dar el banderazo de salida. Fue un error ya que eso ha dado pie a una disputa interna sin sentido.
Aunque desde adentro del partido digan que no, es obvio la forma o el trato entre un aspirante y otro.
Pero quizá eso tenga relación también con la exclusión que ha sido otro elemento, lo que ha generado un clima, hasta cierto punto, sofocante si consideramos que supuestamente hay pluralidad. Lo más lamentable de ello es que viene desde adentro del movimiento de la 4T; eso es notable y ha llamado la atención ya que parecen generar las condiciones a una “corcholata” en específico.
Tampoco podemos olvidar lo que pasó en la elección de consejeros nacionales que dio vuelta por todo el país; se observó desaseo, acarreo y aquellas prácticas que antes eran el pan de cada día en la partidocracia.
Y eso se criticó en su momento; es más, casi casi eso fue uno de los aspectos determinantes para que la sociedad se inclinara por Morena y, desafortunadamente, la expresión guinda o aquellos que se aprovecharon de la coyuntura las reviven de forma lamentable y tan obvia, ya que las evidencias que estuvieron circulando hablan de lo que aconteció.
Esa no es la esencia de Morena. El partido nació con otra visión y como una alternativa distinta. ¿Qué fue lo que pasó? De un tiempo para acá esto ha venido siendo rutinario como si Morena caminara en sentido contrario.
Se debe hacer un balance y una reflexión para que esto no se vuelva en una constante.
El partido está a tiempo de corregir esas prácticas que comienzan a minar poco a poco; se requiere voluntad, pero igualmente una autonomía de no depender tanto de la imagen del presidente Obrador porque es posible que, así como creció, puede venir la decadencia justo en esté momento en que se necesita unidad y reconciliación ya que es evidente que, la expresión o movimiento, necesita de pluralidad y democracia dado que, al final de cuentas, esa es su esencia.
Sería importante que realmente reine la apertura en la opinión de aquellos que han luchado por la causa. Eso es, en este momento, sumamente indispensable para evitar que el partido se desvirtúe y, peor aún, sufra una metamorfosis como lo que presenciamos con el Sol Azteca.
Notas finales
El combate a la muerte relacionada con el parto ha avanzado más en la atención a las madres que a los fetos o los recién nacidos, por lo que es un tema preocupante en la actualidad.
El presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado dio a conocer un proyecto conocido como Ley Cunas Vacías, que busca abordar de manera integral este problema y reconocer una serie de derechos que garanticen el trato digno, humanitario y empático.
Esta iniciativa propone reformas a tres leyes: de Salud, del Trabajo y del ISSSTE y consta de seis puntos básicos: Garantizar la atención integral y multidisciplinaria, la capacitación permanente, el derecho al acompañamiento, donación de leche, días de duelo y descanso del trabajo.
Este proyecto de ley es considerado un acto de amor hacia los padres que pierden a sus hijos.
El líder de Morena en el Senado afirmó que las organizaciones civiles que participaron en el conversatorio El duelo silencio: derechos por muertes fetal y perinatal, organizado por el órgano legislativo permitieron observar el problema desde varias perspectivas: jurídica, sanitaria, emocional y psicológica, de políticas públicas y sobre todo la de las madres y padres que compartieron su testimonio.
Una iniciativa humanitaria con gran sentido de responsabilidad.