Irreverente
Cuando se los dije, hasta las gracias me dieron. Lo que es no saber lo que uno está entendiendo, sobre lo que otro nos está diciendo.
Les platico:
En Santiago, uno de los tres pueblos mágicos que tiene Nuevo León, hay un restaurant de nombre Las Palomas.
Otro que se hace llamar Tacos Villa de Santiago, entre muchos, muchos más.
El fin de semana pasada que llevamos a comer a Las Palomas a nuestros hermanos Michael y Marisa Lillis Kreitler, de Búfalo, NY, cuando iba a la mitad de las 4 palomas que pedí, con una seña le pedí al mesero que se acercara, y casi en un susurro le dije:
Por favor, dígale al chef o al cocinero ‘u como se haga llamar el jefe de la cocina, que este su humilde comensal lo felicita, porque logró lo imposible’.
“Muchas gracias, señor, ahora mismo voy y se lo digo”, me respondió con una sonrisa.
Lo mismo hice dos días después con el joven mesero que nos atendió en los Tacos Villa de Santiago y detrás del cubrebocas que traía puesto, adiviné una sonrisa cuando me respondió casi lo mismo que el de Las Palomas.
“Eres un méndigo”, me sorrajó las dos veces la irreverente de mi Gaby, sabedora ya de lo que encierra esa expresión mía de “lograron lo imposible” que suelo utilizar en estos y en otros casos como los que les voy a platicar en seguida. ¡Arre!
- Las palomas que pedí en el restaurant frente a la Plaza de Santiago con los Lillis Kreitler, NO SABÍAN A NADA, por eso mandé felicitar al chef o al cocinero, pues había logrado lo imposible.
- Los frijoles con veneno que ordené en la Taquería Villa de Santiago estaban más insípidos que un esquimal o una esquimala de Alaska en celo. También ahí habían logrado lo imposible. El veneno no sabía a nada. Con “ese sabor”, los dueños, los hermanos Tamez, pueden “envenenar” a medio pueblo y nadie se va a dar cuenta.
Otras aplicaciones de la misma frase
Claro, aquí les van:
- Ahorita, en el casi primer año de Colosio Riojas alcaldeando en Monterrey, su gobierno está logrando lo imposible.
- ¿Samuel García?, anda por las mismas.
- Juan Ignacio Barragán, al frente de Agua y Drenaje de Monterrey, está logrando lo imposible.
- Aldo Fasci se fue de la secretaría de Seguridad Pública de Nuevo León después de haber logrado lo imposible.
- Tatiana Clouthier tiene dos años o quién sabe cuánto tiempo más como secretaria de Economía, y está logrando lo imposible. Y si de repente le brotan las ansias de novillera y sale con la chupaleta de que quiere ser senadora, va a lograr también lo imposible.
- Marcelo Ebrard -como canciller- sin esforzarse logra lo imposible cada día al frente de tan importante cartera del gobierno.
- Rocío Nahle en la secretaría de Energía, está igual.
- Y para no alargar innecesariamente el cuento, ¿qué se puede esperar de todo el gabinete, si el mismo presidente está logrando lo imposible?
¿Y en otros ámbitos?
- Un día le mandé decir a uno de mis colegas -a propósito de cierta columna que había escrito- que lo felicitaba porque había logrado lo imposible. Y me regresó el mensaje con un estentóreo “gracias” que hizo retumbar mi celular. Hasta la fecha, nunca adivinó mi aviesa intención.
- A un e funcionario público que me encontré en una tertulia, a la hora del ambigú le dije: te felicito, como gobernador lograste lo imposible. Y como respuesta me dio tsn efusivo y fuerte abrazo que todavía me duelen las costillas.
- A un conferencista -después de su alocución- lo felicité por haber logrado lo imposible, y también me agradeció efusivamente.
- Tras instalar unas ventanas en mi casa, felicité al aluminero y vidriero porque había logrado lo imposible y como respuesta, me hizo sonriente un 7% de descuento.
- A varios que se desgañitan defendiendo oficiosamente al presidente en los deshilachados chats de nuestros días -vueltos viles chales por la “profundidad” y sustento con que escriben- les he terminado sus enconados y cibernéticos intercambios epistolares con un “te felicito, lograste lo imposible” y con eso dicho, de pronto se apaciguan y aunque no me dan las gracias, las adivino en ellos; terminan dándomelas, a su modo, pero terminan dándomelas...y yo gustoso y pletórico de placer, se las recibo...
Entonces, a quienes todavía me leen les digo con la mejor de mis intenciones, que si un día nos encontramos por ahí y de repente les digo que lograron lo imposible, tienen autorización plena para mentarme la madre.
Total, de tanto que me la recuerdan, la reviven y eso es digno -de mi parte- del más profundo agradecimiento, porque también en eso habrán logrado lo imposible...
CAJÓN DE SASTRE
“Te felicito, cabrón, lograste lo imposible. ¡No te creas, no te creas!”, remata la irreverente de mi Gaby.