Desde el inicio de su gobierno el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha tenido como principales intereses lo electoral y obtener la aclamación del pueblo. No ha sido prioridad el combate a la problemática del país o el “pueblo bueno”, que es una masa que manipula y sus problemas simple estrategia mediática.
No ha cumplido nada
Prometió terminar con la inseguridad, la corrupción, el nepotismo y la pobreza; dijo que seríamos autosuficientes en materia energética, que creceríamos al 6%; que la educación en México sería la mejor del mundo; repite una y otra vez que tendremos un sistema de salud como el de Dinamarca, aseguró que regresaría a las fuerzas armadas a sus cuarteles y que su gobierno sería el de mayor respeto a las mujeres y a la diversidad, aunado a su cantaleta de la “austeridad republicana”.
Dijo que no viviría en Los Pinos porque era una residencia de lujo, pero vive en un Palacio, con todo lo que ello representa. Aseguró que sus hijos no se meterían en su gobierno, pero permitió que pusieran a sus amigos en puestos clave, sobre todo en temas de dinero y manejo político partidista.
Estábamos mal, vamos peor
A cinco años de gobierno los niveles de inseguridad son los peores de la historia; el Ejército ocupa más espacios y cada vez tiene más poder; las violaciones a los derechos humanos son cosa de todos los días; la impunidad, la corrupción y el nepotismo son el signo de la 4T; el sistema de salud es el peor en 40 años, sin medicamentos, equipo médico, hospitales dignos, ni capacidad de atención y menos aún para los que no tienen ISSSTE o IMSS.
El nepotismo en niveles que ni en las monarquías más arcaicas; el peor desempeño de la economía en más de 40 años, con incremento de pobreza y la concentración del ingreso en manos de la oligarquía cuatrotera: Slim, Salinas Pliego, Peralta, Miguel Rincón, Carlos Hank, José María Riobóo; en pocas palabras, en el grupo asesor empresarial que creó AMLO.
Cuando anunció la “austeridad republicana”, dijo que tendría que eliminar a los organismos autónomos porque representaban un innecesario dispendio de recursos. Entonces canceló fideicomisos y desapareció organismos para crear el doble de dependencias, todas, un nido de corrupción como Segalmex (el símbolo de la corrupción), Financiera Rural o el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, que quedó en bodega donde se surte el particular de AMLO, Alejandro Esquer.
En lo económico el daño es mayor. Dilapidó los supuestos “ahorros” y los recursos del erario en obras faraónicas que representan muy bien los nulos logros de su gobierno: Un barril sin fondo y un sin sentido para el desarrollo económico.
Dos Bocas va por el triple del presupuesto original, el AIFA en términos reales salió más caro que el NAIM, con la diferencia de que no cubre las necesidades de la CDMX, y el Tren Maya, que ha costado más de tres veces lo presupuestado, lo único que dejado a su paso es un crimen ecológico.
Dónde sí cumplió al 100%
Su gobierno fue diseñado para lo que hoy vemos, cumplir con su ambición de poder, que por cierto no tiene límite.
La ley electoral se había ido perfeccionando poco a poco, se regulaban las precampañas y las campañas, en cumplimiento de la demanda de “piso parejo” del entonces PRD de AMLO y del PAN, se logró evitar que el gobierno interviniera en el proceso electoral, (pregúntenle a Peña, a quien la ley le amarró las manos). Esto, para los que no tienen memoria, vino de la famosa “sana distancia” entre el gobierno y su partido que impuso Zedillo y que luego se hizo ley.
AMLO violentó cínicamente los principios por los cuales antes luchó, convirtiendo su sucesión en el mayor proyecto de su gobierno.
Fuera de las reglas del INE y de los tiempos que marca la ley, diseñó, impuso y financió el método de selección de Morena, sin rendir cuentas acerca de dónde sale tantísimo dinero para sus corcholatas. Es un dispendio que no tiene nombre, sobre todo ante tanta pobreza y carencias que tiene el país.
Todo el proceso “interno” de Morena es una campaña propagandística del gobierno de López. Los tres aspirantes presidenciales, Claudia, Adán y Marcelo contratan espectaculares, spots en radio y televisión, hacen giras y pintan bardas por todo el país. No proponen nada, no muestran personalidad propia, la competencia se limita en ver quién es más cercano al mesías López Obrador.
Aberrante, digno de un país bananero con un dictador de quinta, donde todo el dinero se destina a la adoración del supremo.
El espectáculo apenas comienza y ya es la campaña más cara de la historia. Esa es la “austeridad republicana”, engordar al cochinito para luego dedicarse a derrochar los recursos de los mexicanos.
Twitter: @diaz_manuel