Juro que yo no fui

Casi por terminar la conferencia mañanera de este jueves 21 de septiembre, el presidente AMLO dijo que yo digo que él es un tragón: “Dice Federico Arreola que soy tragón, je, je, je, je”. Y empezó a disertar sobre los desayunos tabasqueños y otras exquisiteces de la cocina mexicana.

Lo escuché y de inmediato me dije a mí mismo: “Juro que yo no fui”. Fue el tenor tabasqueño Héctor Palacio el que escribió eso de que Andrés Manuel es tragón. Lo acuso.

Tabasqueño el señor Palacio, de oficio tenor, de esos muy cultos de la ópera italiana. Por cierto, no sé si también le haga al bel canto tedesco. Ya le preguntaré.

Héctor publicó el libro Un sibarita tropical. O sea, el tragón de Palacio. Aquí la portada:

Un sibarita tropical. O sea, el tragón de Palacio. Portada

A Héctor Palacio le pedí autorización para reproducir uno de sus capítulos en SDPNoticias y aceptó de muy buena gana porque él ha sido colaborador de este portal desde que se llamaba Sendero del Peje.

Además de tabasqueño y tenor, Héctor Palacio es obradorista de los verdaderamente leales a la causa. De esos que no buscan cargos públicos y con orgullo siguen diciendo “¡es un honor estar con Obrador!”. Siempre ha apoyado el movimiento de AMLO. De hecho, cantó en varias ocasiones durante el plantón contra el fraude en 2006.

Por cierto, es un tenor que canta sobre todo en el extranjero. Antes no cantaba en México por ser obradorista y ahora no sé por qué. En efecto, en los sexenios de Calderón y de EPN, por partidario de AMLO, al señor Palacio no le contrataban los funcionarios responsables de la ópera en el gobierno federal. Ahora no lo contratan, me dice, porque siguen en sus puestos en el INBAL varios de los burócratas culturales que han mandado ahí desde en los tiempos del esposo de Margarita Zavala.

Muestra gastronómica en la mañanera

Después de quejarse porque le dije tragón —pero reitero: yo no fui—, Andrés Manuel prometió que la próxima semana va a hablar de los desayunos de Tabasco y de la comida mexicana en general, “que es las mejores del mundo”. Pero, aclaró, lo hará sin teorizar. O sea, será una conferencia de prensa mañanera práctica, lo que interpreto como el anuncio de algo así como una espectacular muestra gastronómica a celebrarse en la mañanera.

Tiene razón el presidente: “No vamos a estar teorizando si no hay práctica”. No en el tema de la comida, que no es engorrosa física teórica, sino un placer que a mí me hechiza —la verdad de las cosas es que, por tragón que soy, no tengo autoridad moral para criticar a nadie que disfrute tan apasionadamente como yo la buena comida—.

Cito las palabras del presidente de México sobre la próxima muestra gastronómica en la mañanera:

  • “La comida mexicana es de las mejores del mundo”.
  • “Vamos a invitar para que nos hablen de Chihuahua, de la carne seca. Que vengan de Oaxaca y que vengan de Yucatán”.
  • “Un día que cada quien aporte algo de cada estado. Modesto. No una cosa exagerada, sino lo que se come en cada región. Cómo hace la comida la gente, los pueblos, que es distinta, también, a lo que se come en los restaurantes”.
  • “Por ejemplo, los tlacoyos. Aquí, del otro lado del Ajusco, ahorita me voy a acordar del pueblo, Xalatlaco. Ahí vienen a vender (los de Xalatlaco) los tlacoyos a la ciudad en distintos puntos”.
  • “Ya les voy a hablar yo en dónde se pueden conseguir los tlacoyos”.
  • “Ellos siembran su maíz, siembran el haba, el frijol. Entonces qué es lo que hacen al hacer el tlacoyo: le dan valor agregado a lo que producen. Porque si venden el maíz, si venden el frijol, si venden el haba y no el tlacoyo, pues no obtienen más ingresos. Entonces de eso viven y es algo exquisito”.
  • “Es como las picadas de Veracruz, el aguachile de Sinaloa... El zarandeado no, eso es para el mediodía. No es para el desayuno”.
  • “La butifarra... la barbacoa”.
  • “La semana que viene vamos a anunciarlo para que la gente pueda conseguirlo”.

¿Qué dice el libro Un sibarita tropical. O sea, el tragón de Palacio?

Recientemente me envió una síntesis de su libro el tenor Héctor Palacio, quien como buen tabasqueño debe ser todo un tragón. Aquí sintetizo lo que alguien escribió (lo reproduzco, pero por pendejiado que ando, así en el estilo de la X. de la derecha, cito sin entrecomillar ese texto para que parezca que es mío):

  • Se ha dicho que un mesías tropical gobierna al país. Redentor de segunda. Del sur, donde sol, calor, humedad, vegetación y mosquitos condicionan una circunstancia de menor categoría frente a mesías de primera clase, del norte de los continentes.
  • Parafraseando a uno de los mayores críticos de AMLO (Enrique Krauze), tenemos asimismo en Palacio Nacional a un sibarita tropical.
  • Con aparente vocación pantagruélica y apetito voraz, un tragón, un glotón incurable, se trata en realidad de una persona más bien frugal. Un anti-sibarita que ha querido elevar al rango de la exquisitez al frijol negro con puerco, el pejelagarto y los tamales de chipilín.
  • Un sibarita tropical. O sea, el tragón de Palacio, publicado en febrero de 2023 por Plaza y Valdés, es una rigurosa y a la vez que sabrosa crónica gastronómica-política sobre la vocación, fruición y aun el amor del presidente López Obrador por la comida mexicana en general y la tabasqueña en particular.
  • El autor hace un registro exhaustivo de las expresiones culinarias del presidente de la República a lo largo del país desde junio de 2014 –momento en que de manera evidente empezó a dar testimonio de ese fenómeno en redes sociales- hasta diciembre de 2022 (con una indagación general desde 2009).
  • El libro recrea recetas de alimentos tabasqueños y el fenómeno social en torno a ellos, y hace un recorrido por el itinerario del Tren Maya y su ruta gastronómica.

Andrés, perdona que ande de chismoso, pero debo acusar a un funcionario que te escondió el libro de Héctor Palacio

Creo que se trata de un buen libro. El presidente ya tendría en sus manos la obra de Palacio si no fuera, precisamente, por esas cosas que solo pasan en Palacio… Nacional.

Tengo entendido que el libro fue llevado a Atención Ciudadana de la Presidencia en Palacio Nacional hace unos pocos meses. Tuvo que haber sido entregado junto con un supuesto diccionario del vocabulario de AMLO.

Pero resulta que al funcionario que recibió el libro le pareció ofensivo el título, por lo de tragón. Entonces, ese colaborador de Palacio no llevó a la oficina de AMLO la obra de Palacio.

¿Es ofensivo decirle tragón a alguien? La ofensa la califica quien la recibe. No creo que a Andrés Manuel le moleste. Menos aún porque se trata de un libro muy bien escrito y documentado.

Espero que Andrés tome nota de que hay por ahí en Palacio Nacional un imitador del barbero y el cura que enjuician los libros que le han secado el cerebro a Don Quijote. Antecesores del ministro de la SCJN que prohibe libros, don Aguilar Morales

De no ser por ese detalle ya el presidente hubiera leído el libro que todavía no está en librerías. Ojalá el editor, Plaza y Valdés, lo distribuya en todas las librerías del país y se organicen grandes comilonas por doquier, y que los chefs mexicanos lo conozcan para que entiendan a su presidente.