La virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, aseguró que, previo a que se aprobase la reforma al poder judicial planteada por el presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, se llevaría a cabo una muy amplia consulta, en la que se invitaría a participar a especialistas en la materia y a todo tipo de juristas. Asimismo, se empezarían a levantar una serie de encuestas para conocer la opinión de la ciudadanía respecto a este proyecto de modificación a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Así las cosas, aprovecharé este espacio para hacer una pequeña aportación al debate en comento.
De resultas, sirva este texto para que yo, Humberto Enoc Cavazos Arozqueta, licenciado en derecho, con cédula profesional número 08725614, expedida por la Dirección General de Profesiones de la Secretaría de Educación Pública, me pronuncie en contra de que los jueces, magistrados y ministros en nuestro país sean electos vía voto popular.
La selección de jueces mediante voto popular significaría un retroceso en nuestro sistema judicial. Implicaría su inminente politización y por consiguiente sometimiento al poder político.
De suceder esto, quedarían en vilo la imparcialidad, la objetividad y la independencia judicial en México.
La imparcialidad y la objetividad son aspectos fundamentales para que los juzgadores emitan fallos en libertad, de manera imparcial, sin basar sus decisiones en influencias políticas.
Parecería inevitable que si se eligieran jueces, magistrados y ministros mediante el voto popular, éstos deberían el cargo a estructuras electorales o decisiones partidistas.
Además, el conocimiento especializado es esencial en la judicatura. El nombramiento garantiza que solamente aquellos que demuestren ser los más doctos en su especialidad sean seleccionados para el cargo
El voto popular no podría garantizar la pericia del juzgador electo.
No puede entenderse un sistema democrático sin un poder judicial independiente.
Si a esto le sumamos que en nuestro país se está fraguando una regresión a un sistema político de partido hegemónico, pareciera imposible que el oficialismo se abstuviera en intervenir en los procesos electorales de elección de juzgadores. Consecuentemente, jueces, magistrados y ministros dependerían de la operación electoral del partido oficial para ser electos.
López Obrador dijo que la justicia debe estar por encima de los mercados. Y tiene razón. Pero también debe estar por encima de la política.
Invito a todos mis colegas a pronunciarse al respecto. Si la próxima presidenta ya nos invitó a participar en el debate, participemos. Tenemos que hacernos escuchar. De lo contrario, quedaremos a expensas de lo que decida el poder político.