Yrma Lydya estaba despegando en la carrera de cantante mientras lidiaba con una relación marcada por el abuso: nadie puede asumir que entre un personaje de 79 años con cierta influencia habría una relación igualitaria con una menor de 21 años. La asimetría de edad y de poder que ha pasado desapercibida tras el feminicidio de Yrma Lydya en manos de su marido muestra también la cultura pedófila y machista que pareciera no encontrarle mayor detalle, que en el peor de los casos, para algunos medios de comunicación abona a culpabilizar a Yrma Lydya de lo sucedido antes que nombrar a Jesús Hernández Alcocer como un abusador confirmado además de un presunto feminicida.
En el crimen perpetrado después de que ella buscara divorciarse de su verdugo planteándolo en un salón privado del lujoso Suntory, hay un entorno que no la ayudó.
¿Dónde estaban los elementos de seguridad cuando ingresó un comensal armado? ¿La arma era de su escolta? ¿Dónde estaban los meseros o personal de seguridad del lugar cuando ellos discutían ? Es poco probable que de la nada, el flamante abogado socio en negocios de García Luna, amigo de Felipe Calderón, defensor del obispo acusado de fraude y abuso Onésimo Cepeda, hubiera planeado matarla en ese lujoso lugar público. Fue un arrebato.
De lo que no hay duda es del antecedente violento en el que Jesús Hernández Alcocer mantuvo en cautiverio a Yrma Lydia: denunció hace 6 meses haber sido encañonada, electrocutada, golpeada y agredida. Su denuncia quedó en la nada.
Yrma Lydya prácticamente estaba secuestrada, no podía salir cuando quería y si salía, tres “guarros” la acompañaban. No podía hablar libremente en sus dispositivos ni en el espacio. A veces, ni a sus ensayos o clases sobre su carrera podía asistir. Qué manera de eclipsar el futuro de una joven. Qué manera de apropiarse de una vida hasta las últimas consecuencias.
No es un hecho aislado, 11 feminicidios al día
Los primeros minutos del estruendoso hecho en el Suntory, los opositores acusaron “una balacera en la ciudad segura de Claudia Sheinbaum”. Horas después, la Jefa de Gobierno dijo que “era un caso aislado”.
Lo único que tiene de aislado este caso es que el feminicida de Yrma Lydya fue detenido por otros guaruras del lugar. Ni siquiera por personal del Suntory. En el mapa de feminicidios de la Ciudad de México, la mayoría son cometidos en alcaldías más cercanas a la periferia. Probablemente sea un feminicidio que rompe la regla de silencio: no fue necesario una marea marchando pidiendo justicia o una madre enardecida. El hecho fue a los ojos de todos, en un sitio público y con la complicidad de un establecimiento de lujo cuyo único mérito fue no ocultar al agresor y permitir el ingreso de las autoridades.
No es un hecho aislado
Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en la Ciudad de México se registraron 40 feminicidios durante 2018 y las alcaldías que estaban entre los 100 municipios con más casos fueron Gustavo A. Madero, Tlalpan e Iztapalapa. En lo que va de 2022, en la Ciudad de México han ocurrido un total de 14 casos de feminicidio. Son 237 en 3 años y los casos emblemáticos como el de María de Jesús Jaimes Zamudio recientemente fue reclasificado. Hay algunos feminicidios luchando por ser reconocidos entre las clasificaciones de suicidio y homicidio. Más de 13 mil llamadas denunciaron violencia en el hogar durante la pandemia y la violencia alimentada por la impunidad en el tejido social difícilmente se va a resolver con mujeres en un cargo.
Mientras los ministerios públicos y juzgadores continúen plagados por el machismo, la impunidad está garantizada.
La diferencia de edad, prueba de asimetría y abuso
La prensa machista que ha cubierto el feminicidio de Lydya ha sugerido que ella tenía culpa por haberse involucrado con un señor mayor, que ella había buscado el dinero y poder de su agresor y esto es lo que se había llevado, que esto debe ser una lección a otras jóvenes para dejar de buscar “sugar daddy” y hasta he leído a opinólogos sugiriendo que las mujeres deben dejar de buscar dinero fácil y ponerse a estudiar. Han revictimizado hasta el extremo a una joven que en realidad, fue abusada, privada de la libertad, maltratada y asesinada por un sujeto que reiteradamente en su vida se ha burlado de la ley, desde que se ostentó como abogado siendo politólogo, hasta cuándo cerró negocios corruptos con la Policía Federal en tiempos de García Luna.
La asimetría de poder, el abuso y los antecedentes que tendrían que ser cuestionados son los del mal llamado “abogado” Jesús Hernández Alcocer: al menos dos de sus ex parejas han fallecido en condiciones muy graves. Una de ellas “cayó accidentalmente” de un edificio y otra de ellas “se suicidó” con dos tiros en la cabeza.
La prensa machista, la sociedad misógina, los restaurantes cómplices, los funcionarios omisos, todos tienen algo de responsabilidad en que Yrma Lydya hoy no esté y en que el clima de violencia feminicida, cultura de la violación y tendencias de la pedofilia sean normalizadas.