De todas las elecciones locales la que más llamó la atención fue el triunfo de Morena en Yucatán en todos los planos de la contienda, excepto el del ayuntamiento de Mérida y otros municipios. En la capital prevaleció la candidata de la coalición opositora, más bien del PAN, Cecilia Patrón. Lo atípico no fue la derrota en la elección de gobernador, sino el resultado en Mérida. En todo lo demás ganaron con claridad los candidatos de Morena.

Es natural que las explicaciones locales se centren en las campañas y sus personajes. Del candidato a gobernador Joaquín Díaz Mena de Morena se decía que era un probado buen contendiente de tierra, pero no menos Renán Barrera quien había ganado por tres ocasiones la elección de Mérida, la última con una muy amplia ventaja. Un factor relevante es el trasvase del voto priísta que benefició más a Morena, explicable por la rivalidad histórica con el PAN. Aun así, no explica el desenlace. Díaz Mena prevaleció por más de 9 puntos. La candidata presidencial Claudia Sheinbaum obtuvo 61% de los votos, el doble de su rival.

En ninguno de los estados en los que hubo elección de gobernador hubo alternancia excepto en Yucatán. No se esperaba o en el mejor de los casos se pensaba en un resultado cerrado como el de hace seis años, apenas 3 puntos. El gobernador panista contaba con una elevada aprobación y era el mandatario mejor evaluado del país.

La explicación del resultado da para entender lo que ha sucedido en el país. No remite al terreno de la política, las campañas, los candidatos y sus partidos, sino a la sociedad. La historia de éxito de Yucatán no era muy diferente a la nacional en el sentido del crecimiento económico, la inversión y la dinámica social y política consecuente. Una narrativa que no hacía sentido para las mayorías distantes del sistema por la exclusión y ausencia de beneficios a los más necesitados.

Efectivamente, los beneficios sociales no llegaban a las mesas y la distancia entre pobres y ricos crecía. Para el caso de Yucatán algunos indicadores revelan que el estado estaba lejos de lo que se decía. El gobernador estaba en primer lugar y en Yucatán en materia de seguridad también. Pero en lo social las cosas eran diferentes. En salarios estaba en lugar 24; en inversión extranjera 28; en PIB per cápita 18. El mismo crecimiento era muy bajo, en lugar 25. En otras palabras, se compró la tesis oficial de buenos resultados, pero éstos no llegaban a la población.

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La radiografía social de la entidad no es muy diferente a la de muchas otras partes del país y explican las razones del empoderamiento de un proyecto político que tiene como eje la distribución de la riqueza y la asignación de beneficios y bienestar a quienes están en la base de la pirámide social, así como a los olvidados del régimen económico y social como es la población indígena, las mujeres que son madres y proveedoras, los viejos y las personas con discapacidad.

El tema central es el régimen económico y es allí donde se construye el descontento, las adhesiones y los votos. Yucatán en la base registra una fractura ante la socialización del éxito como es la seguridad pública, la calidad de la oferta educativa, el decoroso desarrollo urbano y la calidad de la oferta turística y la cultura. Sin duda, la península es un espacio de éxito y de oportunidades, pero deben llegar a todos y el consenso debe trascender a sus estrechas expresiones convencionales.

A diferencia de lo que ocurre en otros estados gobernados por Morena, Yucatán será el primer estado morenista de la presidencia de Claudia Sheinbaum. Los resultados de la votación son un aval, pero también compromiso. El reto por delante está, principalmente, en el crecimiento y hay condiciones diferenciadas que hacen del Estado un buen lugar para invertir como es la seguridad, la calidad de la oferta laboral, suficiencia de agua y otros recursos naturales, el abasto de gas y de suministro eléctrico con dos grandes plantas de ciclo combinado por operar, la ampliación del puerto de Progreso y la conversión ferroviaria a carga y otras.

Lo acontecido en Yucatán ofrece luz de lo que ha ocurrido en el país. Una lección para entender y procesar más que nadie por quienes ganaron. La inclusión social es fundamental, pero también el crecimiento.