Además de la contundente victoria que obtuvo Morena en la elección presidencial, el tema central es la iniciativa de reforma al poder judicial. Digamos que, a la par, es el segundo rubro de análisis que trasciende en la opinión pública y, por supuesto, los propios analistas que han dado un criterio muy serio de las ventajas que traería un cambio al paradigma legislativo. De hecho, el proyecto ha sido publicado para que la misma ciudadanía conozca a fondo el tema, pues estamos hablando, ni más ni menos, de una modificación al marco constitucional que traerá un auténtico equilibrio en la división de poderes de nuestro país. Entre ellos, indudablemente, garantizar una participación de justicia equitativa y, de paso, frenar las excentricidades y extralimitaciones de los ministros de la Corte.
Y como el rubro ha ido subiendo de tono en la oposición, la propia Claudia Sheinbaum, de forma muy inteligente, ha salido a pedir calma a los inversionistas extranjeros debido a la oleada de especulaciones que existen. De hecho, la misma presidenta electa, hoy por hoy, es muy seguro que ponga en marcha un parlamento abierto para que el tema tenga una participación muy nutrida de aquellos que, de manera inherente, tienen relación con el poder judicial. Asimismo, puso sobre la mesa un sondeo o encuesta para conocer el punto de vista de la población civil. Ahí, no tengo la menor duda, la gente abrazará la iniciativa y respaldará el punto para que en septiembre, fecha que se estima se votará a favor, sea una realidad política.
Después del parlamento abierto y de los debates en las entidades, que se estima esa sea la ruta, no hay duda que se aprobará a finales de septiembre el proyecto de reforma al poder judicial. Eso es cada vez más evidente, máxime cuando hay una coordinación plena entre el presidente López Obrador y Claudia Sheinbaum, futura jefa de Estado. Para abrir camino, de hecho, Sheinbaum está acelerando la marcha con los tres operadores claves de este ejercicio que se avecina. Hablamos de Arturo Zaldívar, Ricardo Monreal y Adán Augusto López. Eso, evidentemente, es una situación que dará muchos resultados al conducir correctamente el proceso que, de un momento a otro, se establecerá.
Si hablamos de la experiencia, madurez y los resultados políticos durante décadas, Ricardo Monreal es una pieza crucial para encarar toda la ruta legislativa de la iniciativa de reforma al poder judicial. Es muy claro que él, para el próximo curso legislativo en San Lázaro, será el coordinador de la fracción de Morena en la cámara baja. No es casualidad los encuentros cotidianos en la casa de transición de Claudia Sheinbaum, particularmente para poner mucha atención en todos los componentes que serán, en unas semanas más, indispensables en la apertura y flexibilidad que habrá en el parlamento abierto. Para ello, está claro, el zacatecano es el mejor operador político que hay en México, tanto para conciliar como para negociar con todas las fuerzas políticas.
Es muy claro: Ricardo Monreal será el coordinador de los diputados en San Lázaro. De hecho, Monreal, Zaldívar y Adán Augusto, son los actores que tienen acceso a la ruta legislativa que se pondrá en marcha en los próximos días. Además de ello, son tres hombres de confianza de Claudia Sheinbaum para operar en la participación ciudadana, como con los sectores sociales involucrados en esta materia. Arturo Zaldívar, por ejemplo, conoce perfectamente el entorno que envuelve al poder judicial, sobre todo para posibilitar confianza y, de paso, acercar a los principales protagonistas, mientras que, de forma paralela, los foros se nutren de opiniones y puntos de vista.
A la par de ello, se sabe, Adán Augusto también comenzó a operar el tema. Es más, él será el coordinador de los senadores de Morena. De hecho, durante su paso como secretario de gobierno, en conjunto con Monreal, operaron temas claves con la oposición. Es verdad, Morena no tendrá mayoría calificada en la Cámara Alta, sin embargo, la brecha es muy corta para poder encontrar coincidencias con las fuerzas de oposición. A sabiendas de esa capacidad que ha demostrado, podemos anticipar buenos resultados. En los últimos días, en efecto, hay una plena coordinación con la presidenta electa. Ella, en ese sentido, se apoyó en tres actores cruciales al tratarse de un tema fundamental para la transición sociopolítica en México, especialmente por el significado del fin del sexenio del presidente López Obrador.
Entendámoslo así, la propuesta de modificación es una prioridad del presidente López Obrador, pero también de Claudia Sheinbaum. Esta es la razón más clara para entender la organización y estrategia que se pondrá en marcha en los próximos días. De hecho, es lo que más le conviene al país, pues en los excesos y la injerencia del poder judicial —hacia el legislativo— abundó el sesgo político de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Norma Piña, en efecto, tiene que explicar la reunión en tiempos de campaña con Alejandro Moreno “Alito”. Al final de cuentas, eso levantó mucha especulación, especialmente por la rigidez como ha actuado el poder judicial.
Urge, insistimos, que la reforma al poder judicial se concrete lo más pronto posible. Y así será: Claudia Sheinbaum armó un equipo estratégico para operar todo lo que envuelve el desarrollo a posteriori. En la cancha, sabemos, están los futuros coordinadores del legislativo y, de paso, un conocedor profesional del poder judicial. En pocas palabras, Sheinbaum tiene a favor el oficio de Ricardo Monreal, Adán Augusto y Arturo Zaldívar. Además de ello, no hay duda, tendrá el respaldo irrestricto del pueblo de México, téngalo por seguro.
Por ello, vale la pena estar al pendiente de lo que suceda. De hecho, el propio Ricardo Monreal, en conferencia con los medios, ratificó que habrá parlamento abierto para discutir y analizar la iniciativa de reforma al poder judicial. En ese orden de prioridades, viene en puerta la reforma a la Ley del ISSSTE y, por supuesto, la Ley de apoyo a los ciudadanos, que contempla la ayuda económica a las mujeres de 60 a 64 años de edad.