Se están cumpliendo los pronósticos de la columna Barruntos Políticos de SDPNoticias: Xóchitl Gálvez acudió a España a recibir línea de los jefes reales de los dos partidos importantes que la apoyan: Carlos Salinas de Gortari, del PRI, y Felipe Calderón, del PAN.

Otro expresidente priista, Enrique Peña Nieto, también residente en territorio español, prefirió alejarse para no meterse en problemas. Él ya no hace política. Lo suyo son los nuevos y viejos amores que tanto lo hacen sufrir.

Ya se reunió Xóchitl con Calderón, subdirector del comité del campaña. Esta es la foto que ha circulado y que, según estudios demoscópicos preliminares, ya le quitó a la candidata X 6 puntos porcentuales en las encuestas, lo que ha incrementado la ventaja de Sheinbaum a más de 40 puntos.

No se sabe si ya estuvo con el jefe de jefes, Salinas, o si lo verá este lunes en algún momento. Antes de seguir precisemos que hay similitudes y diferencias entre don Felipe y don Carlos. Veamos.

Carlos Salinas y Felipe Calderón se parecen en que:

  • Ambos llegaron al poder gracias al fraude electoral. Salinas recurrió a trampas para vencer al izquierdista Cuauhtémoc Cárdenas. Calderón tuvo necesidad de robar votos para poder derrotar a otro político de izquierda, Andrés Manuel López Obrador.
  • Los dos son neoliberales.
  • Los dos se fueron a Europa huyendo de la justicia en México.
  • Calderón se autoexilió a España para buscar protección. Lo hizo así ante la posibilidad real de que lo acusen en Estados Unidos de complicidad con el condenado por narcotráfico Genaro García Luna. Salinas se escapó al Viejo Continente para intentar que se olvide en México la gran corrupción de su sexenio y, sobre todo, su participación en el magnicidio de Colosio, en el que al menos enrareció el ambiente político que condujo al atentado de 1994 en Lomas Taurinas, Tijuana.
  • Añado una opinión que no es mía, sino de alguien que les ha tratado de cerca: tanto Salinas como Calderón son chaparros y físicamente antiestéticos. Antes de que se me señalen por practicar las lamentables chaparrofobia y cacofobia, admitiré que en la estatura y en la fealdad se parecen a mí, y ya está.

Carlos Salinas y Felipe Calderón son diferentes porque:

  • El coeficiente intelectual de Salinas supera al promedio, mientras el de Calderón está en la parte baja de la tabla.
  • Calderón, para su residencia en España, depende de lo que hagan por él los dirigentes de la ultraderecha de ese país, como José María Aznar. En cambio, Salinas tiene una posición más sólida: consiguió la nacionalidad.
  • En su periodo presidencial Salinas armó un equipo de neoliberales brillantes, como Pedro Aspe y Ernesto Zedillo. Los colaboradores de Calderón eran todos medio lelos, excepto García Luna, quien no tenía ideología de ningún tipo, pero fue tan vivillo que, para su enriquecimiento, puso la guerra perdida contra las drogas al servicio de las mafias.
  • Los dos son neoliberales, sí, pero Salinas entiende las bases teóricas —complejas porque se expresan en matemáticas— de la economía neoliberal. Calderón solo repite recetas.
  • Calderón tiene fama de que le gusta el trago. Salinas es más frugal.

El subjefe de campaña, Felipe Calderón, ya reforzó al equipo de Xóchitl con su mejor operador de guerra sucia electoral, Max Cortázar.

El mero mero de la alianza PRI, PAN, PRD, Carlos Salinas, decidió que tras bambalinas se encargue de la operación en las casillas de votación un temible dinosaurio de aquellos que ya se han extinguido, Manlio Fabio Beltrones.

Pero la propaganda basada en calumnias diseñada por don Max contra Claudia Sheinbaum nomás no ha funcionado: la candidata de izquierda sigue con más de 30 puntos de ventaja en las encuestas. Ni se ven por ningún lado los operativos prometidos por Beltrones, quien está ahora viendo que no es lo mismo ser estratega de partidos en el poder, con todo el apoyo del dinero, que intentar ser eficiente en la oposición.

El zoom

Se dice en los restaurantes que frecuentan los mexicanos y las mexicanas en Madrid que Salinas y Calderón citaron a junta urgente a Max y a Manlio. Fue un encuentro por videoconferencia, de la que no quedó registro, pero lo importante trascendió.

En resumidas cuentas, Calderón y Salinas hicieron dos preguntas a sus subordinados:

  • Primera pregunta: “Qué chingaos está pasando?”
  • Segunda pregunta: “¿Por qué no vemos nada que funcione en la campaña de la candidata X?”

Max y Manlio contestaron:

  • “¿Y nosotros… qué? Xóchitl no tiene remedio”.
  • “Como dijo López Obrador, es ladina. Nos da por nuestro lado, nos miente y hace lo que le da la gana, o sea normalmente puras tonterías”.
  • “Hablen ustedes con ella a ver si mejora, pero no tiene lado la candidata que eligió el zurumbo de Claudio X, que nunca entendimos por qué le dieron la conducción del proyecto”.
  • “¿En qué pensaba usted, don Salinas, cuando entregó tantas responsabilidades al novato hijo de don X”.

Para darle una última oportunidad a Xóchitl Gálvez los jefes verdaderos de su campaña la citaron en Madrid, España. Le darán instrucciones. Pero Calderón y Salinas rápidamente cayeron en la depresión porque ella nomás no tiene idea. Y es que fue una tontería más de Xóchitl su puntada de quejarse por las atrocidades de la guerra contra el narco ¡¡¡iniciada precisamente por Calderón!!! Como si la gente en México no tuviera memoria.