Un estudio realizado por la Universidad inglesa de Sussex encontró que las abejas se vuelven adictas a la cafeína cuando las plantas liberan una sustancia similiar, método que funciona para mantenerlas enganchadas.

Los expertos colocaron dos fuentes de alimentación en las plantas; una con cafeína y otra sin ella. Los resultados revelaron que la que contenía cafeína no sólo atrajo a las abejas, sino que los antófilos avisaron al resto de la colonia para que fuera a consumir también.

Incluso cuando se habían agotado los suministros de cafeína, los insectos seguían regresando. Al respecto, Margaret Couvillon, científica del Laboratorio de Apicultura de la Universidad, dijo que "algunas plantas, a través de un compuesto secundario presente en el néctar como la cafeína, podrían estar engañando a las abejas para asegurar su fidelidad".

El estudio fue publicado en la revista especializada Current Biology y asegura que este hecho compromete la calidad de la miel elaborada por las abejas.

Con información de Formato21.