Laurent Simons tiene ocho años y un coeficiente intelectual de 145, superior al rango de entre 90 y 110 asociado con la inteligencia media.
Vive en Bélgica y terminó la secundaria en tan sólo 18 meses porque su desempeño lo hizo brincar hasta la universidad. Algo que lo ha hecho feliz pues sus últimas clases le parecían aburridas.
"Mis compañeros a veces tardaban demasiado en responder, así que yo contestaba en su lugar", cuenta.
Habla francés, alemán y holandés. No le gusta jugar con otros niños, prefiere sentarse a leer. Y aunque en un principio pensé en ser cirujano o astronauta, ahora se inclina por la ingeniería.
"Me gustan las matemáticas porque son muy vastas y tienen muchas ramas", dice para VRT. Con respecto a sus padres, sólo buscan su felicidad. "Si decidiera ser carpintero, no nos supondría ningún problema", confiesan.