Por todo el mundo se buscan con urgencia tratamientos y vacunas contra el Covid-19; de ellos han resultado algunos más complejos que otros y unos cuantos un tanto controvertidos, como uno a base de bilis de oso que recientemente se aprobó en China.
El ministerio chino de Salud recomendó tratar la infección por coronavirus en pacientes graves con una inyección llamada "Tan Re Qing", compuesta de bilis de oso, polvo de cuerno de cabra y de extractos de plantas. La medida, por supuesto, ha causado controversia, pues los ingredientes del tratamiento implican la explotación de dos especies animales.
Según el laboratorio Kaibao de Shanghai, fabricante del Tan Re Qing, el remedio está indicado para el tratamiento de enfermedades respiratorias, en especial la neumonía.
El régimen del presidente Xi Jinping elogia las virtudes de la farmacopea tradicional frente a la medicina occidental, y eso se ha visto acentuado durante la pandemia de Covid-19.
Sobre la recomendación de usar la inyección con pacientes infectados de coronavirus, la asociación Animals Asia Foundation (AAF) ha dicho que se trata de un acto a la vez "trágico y contradictorio", pues China prohibió el comercio de animales salvajes con fines alimentarios, como reacción a la aparición del virus.
De acuerdo con información difundida por la agencia AFP, la bilis de oso es vendida en el país oriental con fines curativos, pues en la medicina tradicional se le atribuyen propiedades terapéuticas; se dice que ayuda a regular los niveles de colesterol y a disolver cálculos biliares y renales.
Sin embargo, el uso de este fluido orgánico ha sido cuestionado por asociaciones ecologistas que denuncian que en China, miles de osos son criados en pequeñas jaulas con el único fin de extraerles la bilis a través de un catéter conectado de forma permanente a su vesícula.