Hace 17 años, Emily Edwards era apenas una niña de siete años cuando, inspirada en la película Message in a Bottle, quiso enviar al mar una carta encerrada en una botella con la intención de que alguien, en algún lugar del mundo lo recibiera y leyera.
Pero nunca esperó que sus ojos volverían a ver el mensaje en aquella botella liberada en la ciudad de Rhyl, en Reino Unido, donde Emily pasaba las vacaciones con su familia.
Lo magnífico de la historia sucedió hace unos días cuando Sam Hammond encontró la botella en una playa de Nefyn donde vacacionó por algunos días.
En el mensaje de la botella, Sam sólo alcanzó a leer el nombre de su remitente, una fecha y un código postal.
Intrigado y con deseos de saber quién había escrito el mensaje, Sam publicó una fotografía en sus redes sociales buscando ayuda para buscar a la dueña original de la misiva.
Las redes hicieron su magia y ahora, Emily sabe que sí logró conectarse con alguien más a través de su mensaje en la botella. Desafortunadamente, el paso del tiempo pasó su factura haciendo que las letras se borraron y ahora no tiene idea de qué fue lo que escribió.