Hace casi cien años que se organizó la primera expedición que intentó conquistar la cima del Monte Everest, de ese grupo, originario del Reino Unido, las siete personas que escalaron murieron aplastados por una avalancha a 8 mil 326 metros de altura, sólo 500 metros antes de la cumbre.
Desde entonces, más de 4 mil 800 personas han intentado la misma hazaña, pero no fue hasta 1953, más de dos décadas después, cuando Tenzing Norgay (39) y Edmund Hillary (34) fueron los primeros en subir el Everest y volver para contarlo al mundo. Sin embargo, a lo largo de las décadas muchas personas han muerto en el intento, se calcula que unas 300.
Muchos de los cuerpos de los menos afortunados han quedado en la montaña más alta del mundo, pues no ha sido recuperados por diversas razones, que van desde lo engorroso y costoso que puede ser el trámite o que no haya quien reclame el cuerpo, hasta el hecho de que intentar la recuperación es un peligro mortal en sí.
Algunos de estos restos quedaron a la intemperie y hoy fungen como puntos de referencia, pero otros han permanecido sepultados por la nieve hasta fechas recientes, cuando el cambio climático ha ocasionado el derretimiento de los glaciares y las capas de hielo y nieve en la zonal, así lo explica Ang Tshering Sherpa, expresidente de la Asociación de Montañismo de Nepal.
"Debido al calentamiento global, los glaciares se están derritiendo y los cadáveres que permanecieron enterrados ahora están expuestos”
Ang Tshering Sherpa<br>
Por otro lado, la BBC recogió el testimonio de un enlace entre el gobierno nepalí y los asuntos del Everest que asegura que en los últimos años, cada vez surgen más cadáveres que se quedaron en el camino a la cima del mundo en expediciones no recientes.
"Yo mismo he recuperado alrededor de 10 cadáveres en los últimos años de diferentes lugares en el Everest y claramente cada vez surgen más"<br>
Enlace del gobierno de Nepal
El cadáver de Andrew Irvine podría aparecer un siglo después
Una de las más grandes incógnitas que alberga el Monte Everest ubicado en la frontera de Nepal y China, tienen que ver con la desaparición de George Mallory y Andrew Irvine, dos hombres que en 1924 intentaron llegar al punto terrestre más alto del planeta, pero no volvieron para contarlo.
Se sabe que el 7 de junio de 1924, junto a cuatro portadores, habían alcanzado el Campo VI a 8230 m de altura y que al día siguiente se habrían propuesto encumbrar iniciando una caminata a las 8:00 am. Más tarde, Noel Odell, otro explorador subió hasta los 7900 m, desde donde logró ver “dos puntos negros” superando el segundo escalón de la formación, el punto más crítico para los escaladores y que se encuentra a sólo 225 m. de lo más alto.
Dos horas después, una nevada azotó la zona y Odell tuvo que refugiarse en la casa de campaña de Mallory e Irvine, de donde no pudo salir hasta las 16:00 horas, cuando ya no caía nieve. A pesar de sus esfuerzos, el montañista no consiguió localizar a sus compañeros y nadie volvió a verlos con vida.
75 años después, una expedición se dedicó a buscar a los dos hombres con la intención de encontrar pistas que permitieran saber si consiguieron subir o no; buscaban sobre todo la cámara de fotos que portaba Mallory, pues de haber conseguido su meta, las fotografías continuarían ahí.
Se encontró el cuerpo de Mallory a 8155 m. de altura con una pierna rota y una fractura en el cráneo, por lo que se cree que cayó mientras descendía. Sus lentes de sol estaban guardados por lo que se estima que era ya de noche cuando cayó, por lo que el tiempo le habría alcanzado para subir; además, no tenía consigo una foto de su mujer que llevó consigo con la intención de dejar en la cima.
De Irvine no se encontró ningún rasgo y su cuerpo sigue perdido en la montaña.