Todo es mejor con un poco de brillo, afirma una frase muy usada en la industria de la moda, pero cuando se trata de la vida marina, esto puede convertirse en su gran perdición, afirman científicos quienes piden la prohibición total del glitter, pues acusan que está causando un desastre en los océanos.

Diamantina

¿De qué está hecho el glitter o diamantina y por qué es tan peligroso?

La diamantina, como también se le conoce al brillante producto, está compuesta por diminutas partículas de plástico cubiertas con un capa delgada de color y otra capa reflectante, a menudo de aluminio.

Los especialistas explican que el glitter está llegando a los océanos, donde la vida marina las confunde con comida, provocando graves daños a sus hígados y afectando su comportamiento. Además, cada pequeña parte brillante tarda miles de años en descomponerse.

En entrevista con la cadena CBS News, la doctora Trisia Farrelly, de la Universidad Massey, de Nueva Zelanda, dijo en 2017 que todo glitter debería estar prohibido porque es microplástico.

Los fabricantes de glitter se llenan los bolsillos y no hacen nada para remediar los daños

Farrelly abundó que la diamantina es plástico desechable que sólo se utiliza una vez y le brinda grandes ganancias a los fabricantes, sin que estos se responsabilicen por el daño que ocasionan, situación que consideró injusta.

Países como Estados Unidos y Reino Unido ya han tomado medidas que afectan al glitter, prohibiendo el uso de microplásticos en cosméticos y productos para el cuidado personal, como las pastas dentales con microperlas.

De esta forma se busca proteger el medio marino de una fuente de contaminación plástica, ya que las microesferas viajan por el desagüe y pueden llegar a los mares, donde son tragadas por peces y crustáceos con efectos potencialmente dañinos.

En el caso del glitter, los científicos exigen su prohibición debido a que está hecho de un polímero llamado tereftalato de polietileno (PET), o Mylar, que termina en los vertederos o en los desagües y finalmente llega a las fuentes naturales de agua.

Cuando llega al océano, el microplástico es aun más tóxico 

Según reporta Daily Mail, estos microplásticos representan el 92.4 por ciento de los 5.25 billones de piezas de plástico que flotan en el océano. Allí, las partículas pueden absorber químicos y contaminantes, volviéndose aún más tóxicas.

Como sucede con otros microplásticos, la diamantina puede ser consumida por el plancton, que es comido por los peces, lo que significa que entran en la cadena alimenticia y podrían terminar en el plato de cualquier restaurante.

Ante ello, la Royal Society of Chemistry ha hecho un llamado a cambiar la forma en que la sociedad ve el plástico y lo conciba como una materia prima reciclable muy valiosa, parecida al metal y al vidrio, que vale la pena recoger para después ganarse unas monedas.

Con información de Daily Mai.