El 22 de junio de 1897, en el condado de Greenbrier, Estados Unidos, se llevó a cabo uno de los juicios más insólitos de la historia: un fantasma hizo condenar a su asesino.
Elva Zona Heaster se le apareció a su madre para advertirle que Edward Stribbling Trout Shue, mejor conocido como Edward Shue, la había asesinado.
La descripción del fantasma de Elva fue tan clara que el jurado condenó al asesino a cadena perpetua y este murió tres años después en prisión a causa de una epidemia.
La trágica historia del feminicidio de Elva Zona
Elva Zona tenía apenas 21 años y estaba embarazada cuando su esposo Edward Shue la estranguló, el 22 de febrero de 1897. Cinco meses después, su fantasma sería clave en el juicio.
Su cuerpo sin vida fue encontrado por el hijo de un vecino, quien había sido enviado a la casa por el propio asesino, que le había pedido al muchacho que pasara para ver si su mujer necesitaba algo.
El joven testificó después en el juicio que halló el cadáver de la mujer tumbado en el suelo y frente a las escaleras. Entonces, llamaron al médico local George W. Knapp.
Sin embargo, para cuando este llegó, Edward Shue ya había limpiado y movido el cuerpo, para recostarlo en la cama y ponerle una tela sobre la cabeza, argumentando que a su esposa no gustaría que la vieran así.
El doctor, entonces, no revisó ni el cuello ni el rostro de Elva Zona y, al tratarse Edward de un vecino querido, certificó que la causa de fallecimiento había sido complicaciones del embarazo.
Así, el asesino logró que durante el velorio su esposa luciera un pañuelo en el cuello y sus familiares ni siquiera pudieran tocarla antes de la sepultura. No tenía idea de que su fantasma cobraría venganza.
El extraño juicio en donde el testimonio de un fantasma condenó a su asesino
El misterioso comportamiento de Edward Shue, quien aparentaba brotes de histeria cada vez que alguien intentaba acercarse al cadáver de su esposa, alertó a la madre de la víctima.
Pero el mal presentimiento de Mary Jane Heaster se confirmó cuando el fantasma de su hija se le apareció durante cuatro noches seguidas y su testimonio fue llevado a juicio.
Elva le dijo que había sido estrangulada por su propio esposo y que este le rompió el cuello “en la primera articulación”. En consecuencia, el fiscal solicitó la exhumación del cuerpo.
Lo que encontraron es algo que dejó perplejos a todos: las marcas en el cuello era exactas a las relatadas por el fantasma, así que Edward Shue fue llevado a juicio.
El asesino fue condenado a cadena perpetua porque gracias a este caso se encontró que su primera esposa lo había abandonado por malos tratos y su segunda pareja murió en condiciones similares a las de Elva.