Carlos no tenía dinero ni para imprimir su currículum, pero sí muchas ganas de trabajar y por eso se acercó a Euge, la dueña de un negocio de Córdoba, Argentina.
La mujer le informó que en ese momento las vacantes habían cerrado pero que podía dejarle su currículum para llamarlo más adelante y Carlos, de 21 años, le confesó entonces que sus bajos recursos le impedían cumplir con esa solicitud.
Euge la ofreció lápiz y papel para elaborar su hoja de vida a mano, pero él le contestó que eso sí lo tenía en casa. Minutos después regresó con su CV y algunas referencias laborales.
"¿Qué importa que no tenía para imprimir si lo que lo que quiere y lo que necesita es trabajar?", escribió la mujer en un post de Facebook que se viralizó rápidamente, logrando un empleo para Carlos.