México.- Maurice podrá seguir cantando por las mañanas sin que los vecinos se quejen o se molesten, ya que ganó el juicio por el que fue acusado por contaminación acústica.
Maurice es un gallo que vive en Rochefort, en la localidad de Charente Marítimo en Francia, acusado por una pareja de vecinos jubilados por despertarlos a las 4 de la mañana.
El juez no sólo falló a favor de Corine Fesseau, la dueña de Maurice, sino que desmintió a los vecinos (porque el gallo empieza a cantar a las 6:30 de la mañana) y les obligó a pagar a Fesseau mil euros por "haber actuado de manera abusiva al presentar una demanda".
"Ganamos, es una victoria para toda la gente en mi misma situación. Espero que cree jurisprudencia".
Corine FesseauFesseau. Propietaria de Maurice
El gallo más famoso de Francia
Desde hace dos años, los vecinos demandantes tenían pleito con Maurice, quienes viven al lado de casa de Corine y usan la casa sólo para vacacionar.
Los quejosos le pidieron a su dueña parar con los cantos matutinos, por lo que ella optó por sacarlo a las 8:30 de la mañana para que no molestara su sueño.
Pero lo vecinos siguieron las quejas y demandaron al gallo y a su dueña.
Para verificar los hechos, un funcionario del tribunal pasó tres noches en la casa de la pareja, sin embrago, comprobó que el gallo Mauricie empieza a cantar intermitentemente entre las 6:30 y 7 de la mañana y si cierra la ventana no entra ningún ruido.
El abogado del gallo, Julien Papineau, dijo que este triunfo es de Maurice, su propietaria y de los poblados rurales para respetar sus costumbres.
Una ley que se llame Maurice
El curioso caso desató un debate entre la intolerancia acústica, el respeto por los sonidos propios de una comunidad rural, el declive de las actividades agrícolas y el migración de los jóvenes del campo a la ciudad.
"El campo tiene derecho a sus ruidos, el gallo tiene derecho a cantar, siempre hemos vivido entre huertas, gallineros, tenemos una vida bastante tradicional".
Corine FesseauFesseau. Propietaria de Maurice
El tema ha sido tomado seriamente por legisladores franceses, quienes analizan promover una ley, y que se llame Maurice, para proteger los sonidos y olores del campo como patrimonio cultural de Francia.
La demanda le vino mejor a Maurice, pues pobladores difundieron una campaña de apoyo en internet que consiguió más de 140 mil firmas e hicieron camisetas con las leyenda "Let me sing" (déjame cantar).