Zak Eko, de 22 años era el padre de Zakari William Bennett-Eko, un bebé de tan sólo 11 meses de edad al que lanzó a un río en Irwell en Radcliffe, Bury, Inglaterra, para luego dejarlo abandonado e irse a emborrachar a un bar con su grupo de amigos.
Según informaron las autoridades, el menor fue encontrado en el agua en estado crítico de salud; al verlo, de inmediato los servicios de emergencia lo trasladaron a un hospital cercano para tratar de salvarle la vida, pero todos los esfuerzos no fueron suficientes y el pequeño Zakari murió.
Los hechos ocurrieron el pasado miércoles y desde entonces, la comunidad internacional ha mostrado su indignación ante la tragedia de la que aún no se conocen muchos detalles.
La policía calcula que en el lugar donde todo ocurrió habría una cantidad significativa de testigos, por lo que piden ayuda para esclarecer los acontecimientos y así lograr que Eko, pague por el crimen del que se le acusa.
La muerte de Zakari ha conmocionado a los pobladores de Inglaterra y dejó un gran hueco en su comunidad y familia. Desde el día en que declararon su muerte, al puente desde donde habría sido arrojado han llegado decenas de personas para dejar juguetes, flores y cartas a manera de ofrendas.
Al mismo tiempo, diversos medios locales han replicado la declaraciones de la madre de la víctima, Emma que no deja de recordar que su hijo era un bebé feliz sumamente amado por todas las personas que lo rodeaban.
"Es difícil comprender lo que sucedió y no voy a poder ver crecer a mi bebé para ser el hombre decente y guapo que sabía que se convertiría".
Emma Blood