Tener un perrito, o cualquier otra mascota, implica adquirir muchas responsabilidades y tareas extra, pero nadie puede negar que estos seres son capaces de darnos momentos inolvidables y llenos de felicidad que con nada podríamos pagarles. Y no sólo pasa con sus dueños, sino con toda la gente a su alrededor que los trata con amor y respeto.
Así pasa con Eclipse, una perrita de raza grande que todos los días toma el autobús sin su humano, se acomoda en un asiento procurando no molestar a otros pasajeros y, finalmente, desciende del vehículo en un parque ubicado en el centro de Seattle, Estados Unidos.
Según con el relato de una usuaria de Facebook identificada como Robbie Lauren, esta historia comenzó un día que Jeff Young, el dueño de Eclipse, estaba tratando más de lo normal en alistarse para ir a pasear al parque y ella comenzó a impacientarse pues de alguna manera sabía que el autobús estaba por llegar a la acera frente a su casa.
El can de color negro no pudo esperar más y se subió al vehículo sin Young; por fortuna, el chofer la reconoció, la dejó subir y después le avisó en dónde bajar para llegar al parque. Un poco más tarde, el atrasado dueño llegó por la perrita y se aseguro de que supiera el camino para volver a casa por si algún día volvía a suceder… por supuesto, pasó.
Con el tiempo, todos los conductores de los autobuses de la ruta conocieron a Eclipse, igual que algunos pasajeros habituales que ahora incluso disfrutan sentarse a un lado de ella y acariciarla para hacer su viaje más llevadero y divertido.
Todos ganan con la habilidad de este can: ella va todos los días a jugar con sus amigos al parque mientras se ejercita al aire libre, la gente se divierte en el bus, su dueño puede aprovechar mejor el tiempo y los choferes tienen una experiencia más para contar al volver a casa.