Aunque sus esfuerzos por frenar el calentamiento global y conquistar Marte todavía no ofrecen los resultados que ha prometido, Elon Musk, el cofundador y director ejecutivo de Tesla, ha emprendido un nuevo proyecto que promete “solucionar” el autismo y la esquizofrenia con un chip implantado en el cerebro.
En 2016, el físico e inventor sudafricano comenzó a trabajar en Neuralink, uno de sus proyectos menos conocidos, cuyo objetivo es desarrollar interfaces cerebro-máquina con partes implantables que puedan estimular y registrar distintas funciones cerebrales.
En 2020 podría implantarse el primer chip en un cerebro humano
En julio pasado, Musk anunció que espera implantar el primer chip Neuralink en un humano antes de finales de 2020, para "lograr una especie de simbiosis con inteligencia artificial”.
Hace unas semanas, durante una grabación de podcast Musk dio más detalles sobre las funciones del dispositivo cerebral, planteando la posibilidad de que el aparato “solucione” muchas enfermedades relacionadas con el cerebro.
"Podría ser cualquier cosa, desde autismo, esquizofrenia, pérdida de memoria”.
Elon Musk.
¿Cómo funciona el chip cerebral de Neuralink?
Musk explicó que Neuralink es una "interfaz máquina-cerebro", que se implanta detrás de la oreja y cuyo fin es ayudarnos a procesar la información más rápido y "abordar el riesgo existencial asociado con la inteligencia artificial".
"El trabajo en Neuralink definitivamente arrojará mucha información sobre cómo funciona el cerebro y la mente”.
Neurocientíficos son escépticos ante promesas de Elon Musk
Aunque los planteamientos del empresario suenan esperanzadores, algunos neurocientíficos considera que una máquina tipo Neuralink probablemente no "resolverá" ninguna anomalía cerebral o cambiará la arquitectura del desarrollo del cerebro.
Randy Bruno, neurocientífico de la Universidad de Columbia, que implanta sondas en cerebros de ratones, es escéptico de que ese tipo de poder cerebral de alta velocidad pueda ser hacerse realidad.
"Las neuronas funcionan a cierta velocidad. Creo que en última instancia será limitante".
Randy Bruno, neurocientífico de la Universidad de Columbia.
Asimismo, aclaró que el autismo no es una enfermedad que pueda catalogarse como una cosa por “solucionar”. Es una condición del desarrollo que puede variar de leve a debilitante. Algunas personas en el espectro del autismo pueden pensar un poco diferente que otras, mientras que las personas con diagnósticos de autismo más severos tienen dificultades para verbalizar.
"No es como si agregar información al cerebro a través de alguna interfaz o monitorear lo que muchas neuronas vayan a hacer, pueda curar una enfermedad".
En su posición más optimista, Bruno considera que si se implantan en el cerebro de personas con esquizofrenia o autismo, los dispositivos Neuralink podrían ayudar a aprender más sobre esas afecciones y desarrollar algunos tratamientos novedosos.
Con información de Insider.