El hundimiento del Titanic es una de las tragedias que más han impactado a nivel mundial, no solo por la gran cantidad de muertos, sino también porque los tripulantes eran de diferentes nacionalidades.
De entre los más de 2 mil pasajeros, destaca la presencia de un mexicano llamado Manuel Uruchurtu Ramírez, quien no sobrevivió al hundimiento del Titanic.
Manuel Uruchurtu envió un telegrama a su familia antes de abordar Titanic
De acuerdo con diversos historiadores, antes de abordar el Titanic, Manuel Uruchurtu envió un telegrama a México con el mensaje: “Embárcome”.
Los descendientes de Manuel Uruchurtu aseguran que el mexicano fue un héroe ya que cedió su lugar en el bote salvavidas a una mujer inglesa llamada Elizabeth Ramell Nye.
Debido a este gesto por parte de Manuel Uruchurtu, originario de Sonora, se escribió una novela titulada ‘El Caballero del Titanic’.
Sin embargo, este acto de generosidad por parte de Manuel Uruchurtu no ha sido comprobado por los historiadores.
Guadalupe Loaeza, autora de ‘El Caballero del Titanic’, comentó a BBC ‘Mundo’ en 2012 que no había pruebas fehacientes del supuesto acto de amabilidad de Manuel Uruchurtu.
Por su parte, Antonio Uruchurtu, bisnieto de Manuel Uruchurtu, asegura que el hecho sí ocurrió, aunque no hay fotos o documentación para comprobarlo.
Antonio asegura que la propia Elizabeth Ramell contó en un viaje a Hermosillo, capital de Sonora, en 1916, que Manuel Uruchurtu le había cedido su lugar en el bote salvavidas del Titanic.
“Pero hay testimonios de que dejó su lugar. Fue un hecho heroico”
Antonio Uruchurtu
Según el bisnieto de Manuel Uruchurtu, la visita fue reseñada no sólo por la familia, sino por algunos vecinos y un maestro que sirvió como traductor.
Pero en la biografía oficial de Ramell, quien tuvo un importante papel en la organización de beneficencia conocida como el Ejército de Salvación, no existen referencias de algún viaje a México.
Tras el hundimiento del Titanic, nunca se encontró el cuerpo de Manuel Uruchurtu
Tampoco existen en otros documentos redactados por Elizabeth cuando fue rescatada por el barco Carpatia.
Elizabeth escribe una larga carta a sus padres dando cuenta de cómo logró salvarse al hundimiento del Titanic y en ningún momento menciona a Manuel Uruchurtu.
Aunque no contaba con la suficiente documentación, Guadalupe Loaeza comentó que decidió escribir el libro ya que es una historia idealista y llena de valores.
Manuel Uruchurtu tenía 42 años de edad y fue diputado en cuatro ocasiones, además de funcionario en el gobierno de Porfirio Díaz.
Para conocer las cortes españolas, Manuel Uruchurtu viajó a Europa en un barco modesto y sin muchos lujos.
Aunque su viaje de regreso a México iba a ser igual, un amigo cercano le cambió el pasaje por un billete de primera clase en el Titanic.
Según su esposa, Gertrudis Caraza, Manuel Uruchurtu abordó el Titanic en el puerto de Cherburgo, Francia.
Dos semanas después, Caraza recibió un telegrama de la Compañía Telegráfica Mexicana donde informaba que el cuerpo de su esposo no había sido localizado tras el hundimiento del Titanic.