No sólo Jaime Maussan, la NASA también está en alerta por la anomalía magnética que afecta a la Tierra.
A través de sus redes sociales, el ufólogo Jaime Maussan -de 70 años de edad- mostró su preocupación por la Anomalía del Atlántico Sur (AAS) de Brasil.
La cual sigue creciendo y puede causar daños a satélites que pasen por la región debido a la radiación cósmica.
Esta anomalía magnética que afecta a la Tierra también está captando la atención de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) y otras agencias espaciales como:
- Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial (NGA) de Estados Unidos
- Centro Geográfico de Defensa (DGC) del Reino Unido
- Agencia Espacial Europea (ESA)
¿Qué es y por qué preocupa a la NASA la anomalía magnética que afecta la Tierra?
La anomalía magnética es aquella región donde el campo magnético de la Tierra se encuentra debilitado.
Siendo la Anomalía del Atlántico Sur (AAS) la más conocida de este fenómeno.
Nuestro planeta cuenta con un campo magnético que lo cubre actuando como escudo protector contra las partículas cargadas del Sol, así la radiación cósmica y los vientos solares.
Sin embargo, en la Anomalía del Atlántico Sur existe cierta vulnerabilidad que está preocupando a la NASA.
De acuerdo con un informe del gobierno de Estados Unidos, la anomalía magnética está expandiéndose y desplazándose hacia el oeste.
El incremento de la anomalía magnética ha aumentado cerca de un 5%, revela el texto citado por CNN y compartido por Jaime Maussan.
¿Cómo afecta a la Tierra la anomalía magnética?
Con el aumento de la anomalía magnética, detectada por la NASA y otras agencias espaciales, crece el riesgo de daños por radiación a los satélites que se ubiquen en la zona.
Cabe mencionar que la amenaza no es solo para los satélites, sino que también ondas de radio podrían obstruirse con este fenómeno.
Por lo que se afectaría diversas tecnologías terrestres, impactando en la Tierra y a las comunicaciones.
Es en ese contexto que la Anomalía del Atlántico Sur (AAS) es constantemente monitoreada por las agencias espaciales.
El objetivo es medir la magnitud de este fenómeno que ha crecido en la Tierra en los últimos años.