La oposición, que cuestiona todas las acciones que la presidenta de México pone en marcha, se equivoca en decir que Sheinbaum, como tal, recibe línea de Andrés Manuel López Obrador. Eso sucede, en efecto, en el tiempo en que Claudia tomó protesta como jefa de Estado. Esa comentocracia, adicta al ataque frontal con el gobierno de la 4T, sigue insistiendo que, bajo la sombra de AMLO, los hilos se mueven en desde Palenque para trazar la ruta estratégica. Eso, desde luego, es un disparate que la oposición quiere hacernos creer. Tanto la toma de decisiones, como el armado de las estrategias a través de los programas, son diseñados por Claudia. Tal vez el enorme cariño que siente Claudia por el presidente, como tal, tenga tan irritado al conservadurismo. Es, como dijo ella misma, el amor profundo por un movimiento de la lucha democrática del país.
Allí está la enorme diferencia entre un proyecto y otro. Hace más de seis años, quedó comprobado, la mayoría de la ciudadanía se inclinó por la alternancia que, al final de cuentas, resultó un éxito desde la llegada de Andrés Manuel López Obrador. Para que eso fuese posible, pasaron años de luchas sociales; esa resistencia, en concreto, es la que ahora está rindiendo frutos con un movimiento sólido y cohesionado que lidera Claudia Sheinbaum. Su programa nacional, por ejemplo, hará posible que la obra y la infraestructura, lo mismo que los programas sociales, sean la punta de lanza en la continuidad. Eso, mediante mecanismos legislativos, serán el gran sostén, tanto para el desarrollo como para la economía. Recordemos que, para ello, Sheinbaum se ha fijado crecer, en el mejor escenario, en la posición número diez a nivel mundial.
Desde luego, la llegada del presidente de los Estados Unidos representará un nuevo desafío para México, sin embargo, confiamos en la nueva disposición que habrá para construir puentes de comunicación que, a la postre, fortalezcan el tratado comercial entre ambos países. Para tal efecto, Claudia priorizará los buenos oficios que ha demostrado en el post de los primeros 100 días de trabajo. A la par de ello, queda claro, será determinante el papel de Marcelo Ebrard, en la Secretaría de Economía, especialmente para signar más inversión extranjera que, estos últimos días, anunció avances sustanciales. La garantía de que eso continuará en los próximos años, es la voluntad que tiene el gobierno de México para garantizar prosperidad y mejor calidad de vida. Como ese panorama, hay muchas áreas de oportunidad que pintan bien en el arranque de este año.
Hoy, con ese liderazgo que ha consagrado Claudia Sheinbaum, su poder político va cada vez en aumento. Es verdad, ha tomado demasiadas decisiones, específicamente en acciones concretas que benefician al país. El fortalecimiento a los programas sociales, a través de las iniciativas que ha enviado la presidenta, resultará en un gran éxito, sobre todo por el contenido de las reformas constitucionales que, desde ahora, son organizadas. Eso, en definitiva, implica organización y planeación, lo mismo que unidad. Monreal y Adán Augusto, en un instante crucial, muestran altura de miras para limar cualquier aspereza o diferencias que existiera luego de la fotografía en que uno y otro posaron con una sonrisa. Eso, en un momento como el que vivimos, llega para fortalecer el trabajo coordinado con el liderazgo de Claudia desde el ejecutivo. De hecho, el éxito de este segundo tramo, que profundizará las políticas, dependerá mucho de esa cohesión que todo el movimiento muestra.
Esa unidad de la que hablamos, bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum, luce inmejorable de cara al proceso electoral. De manera más específica, Morena está en condiciones de ganar 16 de 17 entidades federativas que estarán en juego en 2027. Caso contrario, pues la oposición, cuando menos, será competitiva en Aguascalientes y Querétaro. Las demás, sin duda, será un abrumador triunfo para la coalición Seguimos Haciendo Historia. Las tres fuerzas políticas, en conjunto, han mostrado esa voluntad para alcanzar acuerdos en las elecciones que se avecinan, al menos en la mayoría de los 300 distritos que se jugarán rumbo a San Lázaro. Para ese entonces, que está contemplado que suceda, desaparecerán los espacios plurinominales y, con ello, se agudizará la decadencia de la derecha que, una vez más, ha confirmado el bajo nivel y la nula rentabilidad con la propia participación social.
Y como no existe un contrapeso real, las probabilidades de triunfo para Morena son de un orden abrumador. Está muy claro que Morena está en la cima por cumplir las promesas de campaña, pero también por la limitada capacidad de resistencia de un conservadurismo que, como hemos mencionado, vive su peor momento. A propósito de ello, cada intento que ha hecho por descalificar al gobierno, resulta contraproducente. En este instante, en efecto, el PRIAN aspira a la supervivencia, que es una conclusión muy simple de puntualizar, pues los cuadros que encabezan el PRI y PAN, cargan con el estigma de la corrupción.
En lo político, entonces, Morena, bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum, luce imparable para el proceso electoral que vendrá en los próximos meses. Esa es la realidad, sobre todo con el poder político que acumuló la jefa de Estado a lo largo de este tiempo. Ella, por ejemplo, tiene una aprobación de más del 74%; es decir, más de dos terceras partes de los ciudadanos confía en las acciones del gobierno que han sido convincentes, especialmente en los programas sociales que, como tal, son de gran ayuda por razones obvias de asistencia. Así que, aunque a la oposición le irrite la idea, el liderazgo de Sheinbaum irá cada vez más en aumento. De hecho, los gobernadores y presidentes municipales, ante el llamado de unidad, han acudido a cerrar filas con el programa nacional que presentó. Eso, hasta ahora, visibiliza un mejor desarrollo que, en sí, mantendrá en la cima de las preferencias al movimiento lopezobradorista.