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La compra del avión presidencial por parte del gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa, hizo necesario que se construyera un hangar para albergar la aeronave en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) el cual fue construido entre julio de 2014 y enero de 2016 siendo una obra cuyo costo superó los mil 100 millones de pesos con irregularidades mayores a 213.1 millones y que sólo fue usada por 2.8 años, en lugar de los 30 que justificaron su edificación.

La justificación que dio la administración del presidente Enrique Peña Nieto para la suntuosa obra, fue por cuestiones de “seguridad nacional”, dada la “saturación en la prestación de servicios” (para aeronaves y personal oficial) y el “deterioro significativo de los edificios de servicios y apoyo”.

El hangar presidencial estuvo construido a todo lujo pensado en dar cabida al avión del presidente y a seis helicópteros de la Fuerza Armada de México. Contaba con un salón oficial y una sala de atención a pasajeros, áreas administrativas, de alojamiento y de seguridad, así como almacenes, comedores e instalaciones sanitarias, además de un estacionamiento con capacidad para 520 vehículos y canchas de basquetbol, frontón, futbol y squash.

La construcción del hangar presidencial en el AICM, fue encargado a la compañía SGS de México que fue responsable de realizar el diseño, junto con el despacho Búnker Arquitectura. Por su parte, la construcción del nuevo hangar la ganó Concretos y Obra Civil del Pacífico de Juan Armando Hinojosa Cantú, dueño de Grupo Higa, el mismo que construyó la “casa blanca” para la esposa del presidente Peña Nieto.

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Las dos empresas cometieron errores en los 18 meses que duro la edificación de la obra: mal diseño, mala ejecución de los trabajos, retrasos en la entrega de los planos y de la construcción.

Los errores derivaron en un aplazamiento de la ejecución de obra, modificación del proyecto original y en un incremento del costo planeado de 25.03%, hasta llegar a los mil 182 millones de pesos.

La Auditoria Superior de la Federación (ASF) en la revisión de la Cuenta Pública del 2016 detectó 213 millones 121 mil 005.22 pesos en pagos indebidos y daños probables a la Hacienda Pública Federal.

Además de encontrar discrepancias “entre el volumen pagado” y el “volumen obtenido” en obras y servicios del AICM; “duplicidad del personal técnico y administrativo en oficinas de campo”; “incorrecta” integración de costos y precios de obras y servicios; pagos a precios “excesivos”; pagos y obras “no previstas” y/o “injustificadas”, así como penalizaciones “no solventadas” y sobrecostos, fueron parte de las inconsistencias que la ASF halló en los procesos de construcción del hangar 787.

El 3 de febrero de 2016, el avión presidencial “José María Morelos y Pavón”, un Dreamliner 787-8 que tuvo un costo de 218.7 millones de dólares, hizo base por primera vez en el llamado “hangar 787″.

El Gobierno de la Cuarta Transformación clausuró en diciembre del 2018 el llamado el hangar presidencial, una obra cuyo costo superó los mil 100 millones de pesos con irregularidades mayores a 213.1 millones y que sólo fue usada por 2.8 años, en lugar de los 30 que justificaron su construcción entre 2014 y 2016.

Pese a estar cerrada la suntuosa obra aeroportuaria la presidencia tiene que pagar por el concepto de servicio de agua potable el cual ascendió a dos millones 290 mil 385 pesos en el periodo de diciembre de 2020 a noviembre de 2021.

Lo anterior representó 595 mil 300 pesos más que lo que desembolsó la Oficina de la Presidencia de la República en el pago de ese servicio en Palacio Nacional, donde se erogó un millón 695 mil 85 pesos en el mismo periodo.

La obra de infraestructura construida en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México alberga en la actualidad el avión presidencial, el Boeing 787-8 que no ha podido vender la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador.

El hangar presidencial sería destruido este año, si se hubiera acabado con el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) en Texcoco.

La edificación del hangar 787 se llevo a cabo con retrasos, sobrecostos y corrupción y lo peor es que le sigue costando a los contribuyentes mexicanos.