“One pill makes you larger

And one pill makes you small,

And the ones that mother gives you

Don't do anything at all.

Go ask Alice

When she's ten feet tall.

And if you go chasing rabbits

And you know you're going to fall,

Tell 'em a hookah smoking caterpillar

Has given you the call.

Call Alice

When she was just small.

When the men on the chessboard

Get up and tell you where to go”

Jefferson Airplane, ‘White Rabbit’

No puedo afirmar que en este momento se concretará la salida de Jorge Alcocer como titular de la Secretaría de Salud, mas todo indica que así ocurrirá. Su titularidad ya no se sostiene, se encareció mucho mantenerla, y de muchas maneras este caso sigue la misma historia del mal manejo que se dio con la salida de Julio Scherer como consejero jurídico de la Presidencia. Hoy los rumores de la renuncia del titular de Salud se han vuelto demasiado grandes para poder contenerlos.

Algunos dicen que la renuncia la puso el funcionario sobre la mesa debido a problemas personales, otros hablan de los malos resultados del combate a la pandemia, mientras un tanto adicional ven la dimisión como parte del regaño presidencial de hace unos días por el desabasto de medicamentos.

En todo caso, poderosa señal fue no haber acompañado al presidente AMLO en su reciente visita a Washington, DC (el primer mandatario llevó en cambio al subsecretario Hugo López-Gatell).

Al igual que con la renuncia/despido de Scherer, el coordinador general de Comunicación Social de la Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, salió a desmentir los rumores en torno a Alcocer. ¿Obedecerá a lo mismo que en aquella ocasión? Esto es, ¿se busca acallar las voces y retrasar el momento para anunciar una decisión que ya tomó el presidente?

Es curioso lo poco efectivo de la intervención del vocero; utilizó para ella las palabras del propio Dr. Alcocer: “se queda los 3 años que faltan… a menos que López Obrador diga lo contrario”. En fin…

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Considero que si yo fuera el secretario, francamente también “estaría pensando en renunciar luego de que me responsabilizaran —junto con el director del INSABI con quien estoy peleado— por el desastre relativo a los medicamentos, equipo médico, tratamientos, etcétera que han ocasionado otros actores, entre ellos mi jefe (AMLO) y mi subalterno (López-Gatell)”. Total, que no lo merece el secretario Alcocer; terminarán pagando justos por pecadores.

Procesos desaseados de remoción y reemplazo como el que ya se anuncia se han vuelto “el sello distintivo” de la Cuarta Transformación.

Demasiado ruido no controlado en redes sociales y con un fuerte tufo de guerra interna originada entre grupúsculos morenistas.

Así, igual que hace meses, ahora también se deja correr el rumor de la renuncia; acto seguido viene un desmentido muy poco convincente; luego pasan las horas y los días, y las especulaciones cobran tal fuerza que hacen inaplazable la remoción.

Similar al caso Scherer también es el hecho de que los rumores le restaron atención a un evento que era importante para López Obrador en su momento: rendir su informe de labores. Pues bien, hoy ante el desfile conmemorativo de La Revolución, este asunto también viene a opacar una fecha especial. ¿Distracción o sabotaje? Quizá nunca lo sabremos.

Renuncias o despidos mal manejados y peor instrumentados; unos que pretendían buscar la oportunidad propicia para decorosas salidas terminan siendo escándalos y un mar de especulaciones…

Ahora bien, hay quienes señalan que poco importaría su remoción pues el secretario ni siquiera figuraba en la gestión gubernamental. Se refieren en medios a Alcocer como un florero más del gabinete federal; un búcaro muy caro que permitió las politiquerías de López-Gatell en lugar de que imperara la estrategia científica. Alguien que intervenía poco y que, cuando lo hacía, era para decir cosas como que prefería “no vacunar a sus nietos contra el Covid…”.

En ese sentido, considero que efectivamente lo peor que podría suceder ante su renuncia, despido o hartazgo sería la atrocidad que significaría el que Gatell lo sustituyese. Muy grave que se premiara la estulticia y el cinismo de quien ha sido el mejor ayudante de la muerte.

La moraleja es: científicos en la política no convienen. Alcocer es demasiado viejo y nunca tuvo ambición política, mientras que Gatell sacrificaría cualquier cosa en aras de escalar políticamente.

¿Tener un asesino a cargo de la salud de todos los mexicanos como resultado del desaseo y la injusticia? Ojalá esto último nunca suceda.

Verónica Malo el Twitter: @maloguzmanvero