Una de las múltiples secuelas de la pandemia por Covid-19 en México, y seguramente a nivel mundial, más allá de que sean físicas fueron también emocionales y psicológicas.
Un sin número de relaciones rotas en las familias dejó esta pandemia, quizá porque dentro del encierro no pudimos entender al otro o sobrellevar al otro; y lo que es peor, apenas podíamos sostenernos a nosotros mismos emocionalmente y convivir con nosotros mismos; fue algo que nos partió a muchos en dos. El hartazgo, la monotonía, la falta de empatía, la indiferencia y el desamor: Todo eso que ha llevado a que cientos de matrimonios en este país estén terminando.
De ahí que muchas familias enteras, por ende, se estén ahora rompiendo y colapsando.
No es un tema el divorcio que pudiera etiquetarlo como de “moda”.
Como psicóloga, entiendo perfectamente el dolor que surge con las rupturas y los duelos que estas implican. Hablamos de matrimonios que hoy en día están terminado después de 15 o 20 años de relación.
Actualmente, dos celebridades, mujeres del mundo de la farándula, han anunciado sus respectivos divorcios.
Lo han hecho público, llenas de vergüenza, y en medio de extensas explicaciones que a nadie nos interesan pero que se sienten obligadas a dar.
Y quizá el tema primordial es que tendríamos que entender por qué se ven orilladas a anunciar sus divorcios. Creo qué hay un fenómeno particular en las redes sociales y es que tendemos a sobreexponer. Y ellas en particular por el medio en el que se desenvuelven, vidas perfectas con parejas perfectas, haciendo viajes perfectos con comidas perfectas.
Esta necesidad imperante de que en redes sociales el otro nos mire como si fuésemos perfectos es lo que creo lleva al desgaste y al colapso en todos sentidos.
Estas personalidades que ahora nos anuncian sus rupturas, insistían en demostrarnos cuán felices eran y cuán perfectas eran sus relaciones de pareja.
Era como si forzadamente nos quisieran convencer de ello.
Hoy, que sus relaciones terminan, me impresiona la cantidad de burlas y de sorna que la gente les profiere por ello.
Como si de pronto todos adquiriéramos el papel de jueces, juzgando.
El que una mujer salga en televisión para hablar de su divorcio supongo conlleva muchísimo dolor y vergüenza porque además hay hijos de por medio.
Pienso mucho en los hijos y en las burlas y el bullying que recibirán en sus escuelas y en sus entornos. Soy madre y pensar en eso me da muchísimo dolor.
Pero algunos usuarios de las redes sociales se sienten satisfechos de burlarse ante tales rupturas porque también ellos sienten dolor en sus vidas pero es a través de burlarse del dolor ajeno que el propio dolor lo invalidan.
Es decir, no reconocen su propio dolor y es más fácil mirar y reírse del dolor ajeno que mirar el propio.
Así que de pronto me encuentro que en días pasados una mujer fue tendencia en redes sociales porque hizo público su divorcio y hoy hay otra mujer que también es tendencia por el mismo motivo.
Ya ni hablar de una de las mejores artistas que tiene el mundo, cantándole canciones a su ex cargada de rabia y de desilusión.
Los comentarios que leo ante estas personalidades y sus rupturas son realmente dolorosos y muy agresivos.
No puedo ni imaginarme lo que estas mujeres padecen en sus vidas, porque no es sólo lidiar con la ruptura familiar sino tener que lidiar con el escarnio público.
Pero, ¿son responsables de ello? Diría que si estás exhibiendo tu vida con tintes perfectos, ahora la gente se siente con el derecho de opinar sobre esas vidas que resultaron no ser tan perfectas como ellas intentaban hacerlas pasar. Y es que ninguna vida es perfecta.
Creo que los modos en que queremos mostrarnos ante el mundo en redes sociales debería de ser sin tantas exigencias. No tiene sentido querer aparentar que todo es perfecto y que todo lo tenemos bajo control porque entonces vendrán épocas donde ese control se nos salga de las manos y entonces quedemos expuestos ante los demás.
Diría que seguramente estas mujeres se replantearán la manera en que publicarán sus vidas en redes sociales en un futuro y teniendo todo el derecho de volver a enamorarse imagino también deberán medirse un poco en sus constantes fotos de parejas perfectas. Esto por el lado de las mujeres.
Para los hombres no ha habido tanto problema en expresar que se divorciaron de sus mujeres. Parece que el peso y el señalamiento lo lleva mucho más una mujer al separarse.
Está mucho más naturalizado que un hombre se divorcie y las forma en ver este fenómeno debería de cambiar ya.
Para empezar nadie tendría la obligación ni verse en la necesidad de tener que anunciar sus rompimientos sentimentales.
No nos debería de incumbir ni deberíamos de opinar.
Creo que el tema del divorcio ya está puesto en la mesa de manera mucho más natural y eso no está mal. Es decir, en los tiempos de mi madre divorciarse era un pecado y la mujer era vista como una mujer que ya no era digna de ser amada y respetada por lo que las mujeres tenían que aguantar toda clase de sufrimientos con tal de no ser señalada como “la divorciada”.
Hoy en día vemos que las mujeres no solo son las que toman la decisión de divorciarse y dan ese paso sino que se reconstruyen y eligen de nuevo amar y ser amadas.
Eso me parece increíble. Porque antes era el hombre el que reiniciaba alguna nueva relación y la mujer divorciada se quedaba en ese estatus nada más.
Así que así como ya deberíamos de hablar de la salud mental en todas sus variantes de manera natural deberíamos de entender el proceso de divorcio en otros.
El que se divorcia sufre y sufre mucho.
No seamos cómplices de mayor sufrimiento en las personas.
Si contamos con redes sociales para opinar, que nuestras opiniones saben y abracen el dolor de otros.
Porque en la medida que tiramos “hate” como dicen los jóvenes, es en la medida en que demostramos nuestra propia bajeza y nuestro propio dolor y soledad. Cambiemos el discurso de odio por uno de más compasión ante quienes sufren.
No sé, lo dejo a consideración.
Es cuanto.