Octavio Romero, actual director de Pemex, tiene nula experiencia en asuntos petroleros y de energía; de hecho, como dicen, su mayor experiencia en el sector fue haber acompañado al compañero presidente Andrés Manuel López Obrador en la toma de pozos petroleros.
El político es ingeniero agrónomo por el Colegio Superior de Agricultura Tropical, en Cárdenas, Tabasco, estudios de los que nunca obtuvo el título correspondiente.
Durante la gestión de López Obrador en la Jefatura de Gobierno de la CDMX, Octavio Romero fungió como Oficial Mayor del Gobierno entre 2000 a 2005, luego instrumentó la estrategia para financiar la campaña presidencial de su jefe en 2012, el famoso “cochinito”, donde, por un lado la entonces secretaria de Medio Ambiente, Claudia Sheinbaum, operó con los contratistas del segundo piso y por otro, a través de Rosario Robles, estuvieron Carlos Imaz, entonces delegado de Tlalpan y esposo de la secretaria de Medio Ambiente y el secretario particular, del jefe de Gobierno, René Bejarano, mejor conocido como “el hombre de las ligas”.
Octavio Romero fue diputado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) entre 1994 y 1997 y consejero nacional del PRD de 1994 a 1999. El paisano de López Obrador ha sido candidato a la alcaldía de Centro, Tabasco, en tres ocasiones: La primera por el Frente Democrático Nacional que se convirtió en el PRD en 1997 y la segunda por Morena en 2016. Perdió en ambas. En 2018, logró el triunfo para la capital de Tabasco, pero dejó tirada la elección para convertirse en director general de Pemex.
Junto con Gabriel García Hernández, que había sido su subordinado en la Oficialía Mayor del GDF como director de Recursos Materiales y quien luego fue responsable de los superdelegados y de la distribución de los recursos destinados a política social de la 4T, fue denunciado ante las autoridades competentes.
Resulta que García junto con Nacho Ovalle, organizaron una serie de transas que incluso recientemente le costaron la chamba al primero, al crear las asociaciones civiles Honestidad Valiente y cinco meses después la asociación Austeridad Republicana.
El mecanismo de financiamiento de las asociaciones consistía en que Austeridad Republicana se beneficiaba con la asignación de contratos por parte de gobiernos estatales y municipales gobernados por miembros de los partidos que integraban el Movimiento Progresista.
A sólo dos meses de su fundación, en abril de 2007, Austeridad Republicana obtuvo un primer contrato del gobierno del Distrito Federal por 4.5 millones de pesos para la digitalización de archivos y manejo de las bases de datos de contribuyentes. Entre 2007 y 2010, la Secretaría de Finanzas del Gobierno del entonces D.F. reconoció al menos 16 contratos más donde estuvo relacionada Austeridad Republicana A. C.
En cuanto a la asociación Honestidad Valiente recibía recursos que a manera de “donaciones” le canalizaba Austeridad Republicana, más “donaciones” de legisladores federales y locales de los tres partidos y depósitos en efectivo de simpatizantes por montos indeterminados.
La encomienda de Octavio
Ya cómo director de Pemex, su principal labor fue la de regresar a la principal empresa de energía del país, a ser “la caja chica” del gobierno de la 4T, tal como lo era en las épocas del priismo recalcitrante de Echeverría y José López Portillo que la “ordeñaban” para financiar elecciones.
Actualmente con la 4T, Pemex opera entre nepotismo, compadrazgos y conflictos de interés, tónica que ha llevado a la empresa a colocarse como la petrolera más endeudada del mundo.
En la nómina de Pemex aparecieron Pamela Oropeza Falcón, Aura Luz Flota Oropeza y Patricia Oropeza Zurita, sobrinas de Octavio Romero y sus primos Lorena de Los Ángeles Correa, Martha Lucia Oropeza Deya, Julio Manuel Oropeza Andrade y Carlos Augusto Oropeza Núñez.
Su director convirtió a Pemex en una gran empresa familiar y, como si fuera parte del patrimonio de la 4T, la puso a disposición del financiamiento electoral de Morena.
Por otro lado, está el fuerte conflicto de interés con su pareja sentimental, la exdirectora del CENAGAS, Elvira Daniel, quien antes fue directora jurídica de la empresa inmobiliaria de su padre, Grupo Danhos, encargada de construir, con el favor del gobierno de la Ciudad, importantes plazas comerciales como Parque Delta y Parque Toreo y que después trabajó en el GDF a las ordenes de Octavio Romero, donde se consumó su relación sentimental.
Los hijos de la pareja, María Fernanda Romero Lozano y Jonathan y María Eugenia Cherem Daniel, son socios y representantes legales de las empresas IDOC Digital Services y Red-Led Solutions, donde también sus padres tuvieron una importante participación.
De acuerdo con el periodista Dario Celis, en otra sociedad “La Mercocha” participaron socios y amigos de la pareja que hoy ocupan importantes cargos en Pemex, como Marcos Herrería y de Tomas Hernández Wade y, otro importante tabasqueño, el actual secretario del Bienestar, Javier May.
Desde que Octavio Romero asumió la dirección de Pemex, la empresa aumentó su deuda de 105 mil 800 millones de dólares a finales de 2018, a 113 mil 200 millones en 2020. Hoy es considerada la petrolera más endeudada del mundo y como ya no tiene capacidad de pago, le debe a sus proveedores miles de millones de dólares.
Es la forma de operar de uno de los hombres de confianza de AMLO: Nepotismo, corrupción, amiguismo y uso patrimonialista de Pemex con fines electorales, sin importarles empeñar a México ni el riesgo de volver a caer en la peor crisis económica, como sucedió con López Portillo.
¿Por esto votaron? Octavio Romero podría llevar a la quiebra no sólo a Pemex sino al país entero.
Manuel Díaz I Twitter: @diaz_manuel