TENGO OTROS DATOS

La deuda soberna del Gobierno de la Cuarta Transformación ha sido evaluada en los últimos días por las tres principales y desprestigiadas calificadoras del mundo que son:

  • Standard & Poor´s (S&P).
  • Moody Investors Service´s (Moody´s).
  • Fitch Ratings.

Y en todas y a pesar de lo diferentes criterios y que llegan a diferentes conclusiones la deuda soberana de México se encuentra por arriba del grado de inversión.

Las notas de las agencias especializadas son interpretadas por supuestos especialistas, columnistas, comentaristas financieros contrarios a la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador de forma parcial y mal intencionada y lo que buscan es hacer creer a sus auditorios y a la población en general que las cosas en materia económica se están manejando mal.

La calificadora S&P ratificó este miércoles 6 de julio la calificación de la deuda soberana de largo plazo de México en moneda extranjera y local en BBB y BBB+, respectivamente y mejoró la perspectiva de negativa a estable, lo que significa estar a dos niveles por encima del grado de inversión.

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Standard & Poor’s afirmó que “La perspectiva estable refleja nuestra expectativa de que prevalecerá un manejo macroeconómico cauteloso durante los próximos dos años, a pesar de un contexto mundial más complejo. Esperamos que la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador siga políticas económicas que resulten en una dinámica fiscal y de deuda estable”.

Sin embargo, añadió que los roces que ha tenido México con sus principales socios comerciales, Estados Unidos y Canadá, podrían desincentivar la inversión en nuestro país.

El que la calificadora estadounidense haya subido a “estable” desde negativa la previsión de la nota para México desato la furia de los contrarios al actual jefe del ejecutivo federal, cuestionando la buena noticia para el país a que se deba al buen manejo de la economía por parte del Gobierno de la Cuarta Transformación.

El diario Reforma publicó el pasado 7 de julio en su trascendido llamado Templo Mayor que la “Realidad, sin embargo, no es tan bonita como pinta el presidente. Es cierto que S&P prevé una cautelosa gestión del Banco de México”. Sin embargo, la mejora en la confianza obedece más al rechazo del PAN, PRI Y PRD a aprobar las reformas constitucionales del mandatario.

ES DECIR, la llamada moratoria constitucional que impuso la coalición opositora les da más tranquilidad a los inversionistas … que todo el atole que con el dedo les sirven cada mañana desde Palacio Nacional”.

En la nota de Standard & Poor´s no aparecen ni hay ningún comentario de la labor legislativa de los partidos de oposición, por lo que nadie sabe de donde salió el análisis mezquino del periódico Reforma. Si la afirmación de los redactores del diario regio fuera real que sigan sin trabajar los legisladores de oposición y la calificación de la deuda mexicana subiría a AAA+.

La agencia calificadora Moody´s bajó el pasado viernes la calificación crediticia del país azteca a Baa2 desde Baa1, también modificó la perspectiva a estable desde negativa; mientras que en mayo pasado Fitch ratifico la calificación crediticia mexicana de su deuda soberana de largo plazo en BBB- con perspectiva estable.

El que la calificadora Moody´s haya baja la calificación crediticia de México fue “festejada por algunos analistas muy conservadores como el académico Isaac Katz, aunque la nota del país conserve el grado de inversión.

Hay que recordar que las calificadoras de riesgo son agencias privadas que analizan los activos de empresas y Estados-nación, además de realizar estudios que indican el riesgo crediticio de una entidad o emisión de títulos con el fin de facilitar a los inversionistas la toma de decisiones a la hora de invertir sus recursos. Estas empresas son contratadas para calcular el riesgo de inversión en un producto financiero cualquiera (acciones en empresas, compra y venta de bonos).

Una calificación por abajo del grado de inversión de la deuda soberana de un país significa que los bonos que emiten esa nación son riesgosos y que los inversionistas no lo puedan cobrar y que esos títulos queden en calidad de “basura” lo que significaría para cualquier economía del mundo un peligroso aumento de su deuda y una inestabilidad económica por falta de inversionistas.

Los orígenes de las agencias de calificación se remontan a la segunda mitad del siglo XIX, cuando se produjo en Estados Unidos una enorme expansión y desarrollo económicos, sobre todo de las compañías de ferrocarriles, que captaban los recursos necesarios mediante la emisión de bonos. Como los inversores necesitaban conocer la situación financiera de tales empresas, recurrían a entidades especializadas, y lo que en sus inicios sólo fueron informes financieros acabaron convirtiéndose en estudios sobre la valoración y calificación crediticia. Dos de las agencias surgidas en aquella época fueron Standard & Poor’s Corporation (fundada en 1860) y Moody’s Investors Service Inc. (creada en 1900), actualmente, las mayores agencias de rating a nivel mundial.

Las empresas calificadoras de riesgo establecen parámetros y fórmulas que le permiten saber a un país o una empresa sus capacidades de pagar o no pagar. Es decir, su estabilidad económica y financiera de acuerdo al valor de sus activos, reservas, gastos, inversiones, etc. Estas fórmulas parámetros son de fácil manipulación, para chantajear y sacar ventaja.

Hay varios ejemplos de la manipulación, de los datos que tienen las agencias calificadoras, entre las que destaca: la crisis hipotecaria del 2008 en los Estados Unidos, cuando las acciones inmobiliarias de Lehman Brothers tenían calificación AAA. Durante la corrida bancaria se demostró que dichas acciones eran activos basura, no valían nada en la economía real.

Hay varios ejemplos de la manipulación, de los datos que tienen las agencias calificadoras, entre las que destaca: la crisis hipotecaria del 2008 en los Estados Unidos, cuando las acciones inmobiliarias de Lehman Brothers tenían calificación AAA. Durante la corrida bancaria se demostró que dichas acciones eran activos basura, no valían nada en la economía real.

Este evento fue la peor calamidad financiera desde 1930. Durante los 19 meses que duró esta recesión económica se perdieron 8.7 millones de empleos, más de la mitad de los adultos vio perder su trabajo, recortado su sueldo o forzado a trabajar reduciendo su horario laboral. El consumo y el producto interno bruto se contrajo por la escasez de crédito y el incremento del costo de los préstamos. S&P perdió la mitad de su valor.

La agencia de calificación Standard & Poor’s pagó en febrero de 2015 una multa de 1,375 millones de dólares para saldar cuentas con el Departamento de Justicia de Estados Unidos y una veintena de Estados de la Unión Americana por haber manipulado la nota de valores financieros respaldados por hipotecas tóxicas o suprime, los títulos que dieron origen a la crisis financiera de 2008.

Mientras que la agencia de calificación estadounidense Moody´s negoció un acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos por el que pagó 864 millones de dólares por haber inflado la nota de paquetes de deuda estructurados con hipotecas tóxicas.

La mala lectura de las agencias calificadoras internacionales de la economía mexicana quedó evidenciada en el 2009 cuando el país tenía en ese año una nota de “BBB+” de Standard & Poor’s y Fitch Ratings y de “Baa1″ de Moody’s Investors Service. Las calificaciones estaban tres escalones arriba del grado de inversión mínimo.

Tenemos que recordar que el Producto Interno Bruto (PIB) de México decreció en el año 2009 en 5.9% en comparación del año anterior y existían muchas evidencias de que esto pasaría dadas el deterioro de las finanzas públicas y la reducida capacidad fiscal del Gobierno para enfrentar la baja en ingresos, un considerable crecimiento de la deuda externa, además de la crisis financiera y económica global y la reducción en la producción de petróleo y de gasolinas y las nulas medidas anticíclicas del gobierno de Felipe Calderón lo que evidenció las debilidades económicas del país.

Al parecer a las calificadoras no les gusta el cambio de políticas económicas que está emprendiendo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y por eso es que han degradado la calificación de la deuda soberana del país.

La deuda mexicana se encuentra arriba del grado de inversión a pesar de la crisis de salud y económica provocada por la pandemia de Covid-19, la guerra en Ucrania, la subida de las tasas de interés a nivel mundial, el desbordamiento de la inflación en México y en todo el orbe, los problemas en la cadena de suministros para la industria, el aumento desmedido de las tarifas de fletes marítimos, la mala leche de las calificadoras entre otros problemas.

La actual administración federal ha conservado la diciplina de las finanzas públicas y en el manejo de la deuda y por eso conserva el grado de inversión.