Los aspirantes a las candidaturas presidenciales de todos los partidos recorren el país con sus discursos y declaraciones, casi a diario. Y cuando los veo en la televisión y leo las historias que se publican en las redes sobre estos personajes, me recuerdan un estudio que se publicó en 2017 en el “Journal of Personality and Social Psychology” sobre el “paltering”, o, en otras palabras, el arte de engañar con la verdad.

El artículo “Artful Paltering: The Risks and Rewards of Using Truthful Statements to Mislead Others” fue escrito por Michael I. Norton, de la Escuela de Negocios de Harvard, Todd Rogers, Richard Zeckhauser, ambos de la Escuela Kennedy de Harvard, y Maurice E. Schweitzer de la Escuela de Negocios Wharton.

En cualquier país democrático, cuando se inician los periodos electorales, los ciudadanos tenemos que blindarnos ante la posibilidad de que los políticos decidan utilizar la técnica del engaño con la verdad. Cuando decir la verdad es, en realidad, deshonesto, estamos entonces ante todo un reto de la convivencia social y la vida democrática.

Aunque algunos crean que lo malo de la política son las mentiras y las declaraciones falsas de quienes aspiran a cargos de elección popular, hay algo todavía peor. El “paltering” es el uso activo de una declaración veraz para engañar a alguien. En otras palabras, es engañar con la verdad. Eso no es ético ni confiable.

Todd Rogers, uno de los autores del artículo, encontró que algunas personas piensan que engañar con la verdad es mejor que mentir descaradamente. Pero, también concluyó en su estudio que si la gente descubre al final que se le engañó con la verdad reaccionará peor que si se le hubiera mentido. Los autores dicen en el artículo que los políticos hacen esto todo el tiempo. Se cree que hacer declaraciones veraces de forma activa, incluso si tienen la intención de engañar es más ético que mentir directamente u omitir información relevante de forma pasiva. Los autores argumentan que si los políticos piensan que no es tan malo, y luego creen que sus contrapartes no pensarán que es tan malo, estarían cometiendo un grave error.

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Los autores utilizan un ejemplo sencillo, de la vida diaria, para ilustrar lo que es el “paltering”: imaginemos que se está llevando a cabo una negociación entre un vendedor y un comprador de un auto usado. Si el comprador dice: “supongo que el auto está en excelente estado y el motor funciona bien” y el vendedor simplemente no lo corrige, porque el motor sí ha tenido problemas, estamos frente a una mentira por omisión. Pero si el vendedor le dice: “lo conduje ayer, en temperaturas de 10 grados bajo cero, y funcionó bien”, incluso si sabe que el vehículo ha estado en el taller dos veces en el último mes, eso es “paltering”, engañar con la verdad.

El riesgo que corremos es que, en un ambiente preelectoral polarizado, de repente seamos parte de la competencia de algunos jugadores políticos por engañar a otros con declaraciones veraces. Eso es muy arriesgado. Tal vez se harán aseveraciones que son técnicamente ciertas, pero podrían estar deliberadamente sesgadas.

Clasificar si los votantes considerarán que el “paltering” es ético es muy complicado en una elección en la que los estándares habituales exigidos de verdad parecen ignorarse. Las personas que engañan con la verdad pueden ganar algo de terreno en el corto plazo, pero si se descubren sus astutas técnicas, pueden causarse daño a ellos mismos, en el largo plazo, en sus relaciones con los ciudadanos.

Los investigadores realizaron dos estudios piloto y seis experimentos para investigar las tres tácticas engañosas en diferentes contextos, incluidas las negociaciones cara a cara y en línea. En un estudio, pidieron a los participantes que imaginaran un escenario en donde, durante los últimos diez años, sus ventas habían crecido constantemente, pero esperaban que las ventas del próximo año se mantendrían estables, o se reducirían. Si su contraparte les preguntara “¿cómo espera que serán las ventas el próximo año?” la respuesta sería diferente dependiendo del tipo de engaño:

  • Si miente por comisión, podría responder: “espero que las ventas crezcan el próximo año”. En este caso, estarían engañando activamente a su contraparte con información falsa.
  • Si induce a error con la omisión pasiva, puede permanecer en silencio si su contraparte dice: “dado que las ventas aumentaron en los últimos 10 años, espero que aumenten el próximo año”. No estarían corrigiendo activamente esta falsa creencia.
  • Si engaña con la verdad (“paltering”), podría decir: “bueno, como usted sabe, en los últimos 10 años nuestras ventas han crecido constantemente”. Esta respuesta es técnicamente cierta, pero no destaca su expectativa de que las ventas se mantendrán estables, o se reducirán, en el próximo año, y es probable que su contraparte creería la falsa impresión de que las ventas crecerán.

¿Por qué los políticos utilizan el “paltering”? Porque pueden, porque es simple, porque obtienen un mejor trato y porque les funciona. Sin embargo, los investigadores descubrieron, a través de sus experimentos, que los riesgos son enormes: si se descubre el engaño, las relaciones con los ciudadanos a menudo llegan a un callejón sin salida y, lo que es peor, pueden causar un daño grave a su reputación, lo que rompería las relaciones de forma permanente. Esto se debe a que los ciudadanos se sienten engañados y consideran que la práctica es tan poco ética como mentir abiertamente.

Otro ejemplo de “paltering” que los investigadores usan en su artículo: el presidente Bill Clinton, ante las dudas sobre su relación con la pasante de la Casa Blanca, Monica Lewinsky, apareció en el programa “NewsHour” de PBS con Jim Lehrer, el 21 de enero de 1998, para negar las acusaciones de una aventura con “esa mujer, la señora Lewinsky”.

Lehrer: ‘Ninguna relación impropia’: Defina lo que quiere decir con eso.

Clinton: Bueno, creo que sabes lo que significa. Significa que no existe una relación sexual, una relación sexual impropia, o cualquier otro tipo de relación impropia.

Lehrer: ¿No tuvo ninguna relación sexual con esta joven?

Clinton: No hay una relación sexual. Eso es exacto.

Por supuesto, sí hubo una relación sexual, pero en el momento del intercambio con Lehrer, Clinton y Lewinsky ya no estaban involucrados, lo que hace que la declaración de Clinton de que “no hay una relación” (en tiempo presente) sea técnicamente cierta, pero también engañosa para cualquiera que no estuviera al tanto de la relación.

Los autores del estudio señalan que la declaración de Clinton, que no era del todo una mentira, ni del todo veraz, es un ejemplo memorable de la práctica del “paltering”.

El arte de engañar con la verdad (“paltering”) es algo que no ha sido bien estudiado todavía en México. Rogers se inspiró para investigarlo mientras trabajaba en un artículo con Norton sobre cómo los políticos eluden las preguntas durante los debates y si el público lo nota o los castiga por no responder correctamente. Analizaron con qué frecuencia los políticos esquivan las preguntas durante los debates, y se dieron cuenta de que pasaba algo más. Al contar otro hecho veraz, eran capaces de esquivar con éxito una pregunta directa. Así que se propusieron profundizar en este comportamiento.

¿Por qué es tan peligroso? Porque es común, efectivo y paga dividendos. Ocurre con más frecuencia que las mentiras descaradas, principalmente porque a los políticos les resulta más fácil decirse a sí mismos que no están haciendo nada malo cuando engañan con la verdad. Pero los ciudadanos los despreciarán si los descubren.

La técnica de engañar con la verdad es tan antigua que la usó Lope de Vega, en 1609, en “El arte nuevo de hacer comedias”. Desafortunadamente, cuando lo utilizan los políticos, cuando mienten, arruinan la confianza en las instituciones. No es ético. Hace que la gente desconfíe de sus motivaciones reales y de su propia identidad ideológica.

Cuando lleguemos a la época de los debates entre candidatos presidenciales podremos atestiguar la gimnasia verbal de los personajes. Seguramente hablarán de hechos, cifras, anécdotas veraces, sin responder a las preguntas específicas que la moderadora les plantee. Desafortunadamente, eso podría llevarnos a conclusiones inexactas. El arte de engañar con la verdad debilita las democracias.